24

272 15 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




El baño de la escuela era un lugar que Rodrigo nunca olvidaría. Allí había comenzado todo, en ese espacio frío y blanco, entre el sonido del agua goteando y el eco de los pasos en el suelo de baldosas. Fue allí donde su vida cambió de manera irrevocable, donde Iván, el chico al que inicialmente había odiado, se convirtió en alguien que ocupaba cada rincón de su mente.

Rodrigo estaba solo en ese mismo baño, mirando su reflejo en el espejo, recordando cómo había comenzado todo. Había entrado apresurado, buscando una toalla para secarse después de un accidente. Estaba mojado, incómodo y desesperado por arreglar su apariencia antes de que alguien lo viera. Pero justo cuando pensaba que estaba solo, Iván había aparecido. Iván, con su aire de superioridad y esa sonrisa burlona que, en ese momento, había provocado en Rodrigo una mezcla de vergüenza y rabia.

Iván lo había molestado desde el primer instante, con comentarios que parecían diseñados para sacar lo peor de Rodrigo. Era como si hubiera sabido exactamente cómo hacerlo sentir pequeño y ridículo. Y en ese entonces, Rodrigo lo había odiado por eso. O al menos eso pensaba. Pero lo que realmente había sentido era confusión. ¿Por qué alguien como Iván, tan seguro de sí mismo, se fijaría en él? ¿Qué quería de él? Rodrigo no tenía respuestas, solo preguntas que lo perseguían incluso en sus sueños.

Pero ahora, meses después, las cosas eran diferentes. Iván no era solo el chico que lo había molestado sin razón aparente. No, ahora Iván era su novio, su pareja, alguien que, a pesar de su actitud dominante ya veces cruel, le había mostrado un lado diferente. Un lado que Rodrigo había llegado a amar, aunque le costara admitirlo.

Rodrigo cerró los ojos y suspiro, apoyando las manos en el borde del lavabo. Sentía una mezcla de emociones tan compleja que apenas podía ordenarlas. En los últimos meses, había aprendido mucho sobre sí mismo, sobre lo que significaba estar en una relación con alguien como Iván. Y aunque había momentos en los que se sentía abrumado, sabía que no cambiaría nada de lo que habían vivido juntos.

La campana del recreo sonó, anunciando el final de la clase. Los estudiantes comenzaron a salir de las aulas, llenando los pasillos con risas y conversaciones. Rodrigo e Iván caminaron juntos, como solían hacerlo, pero esta vez había algo diferente en el aire. Una sensación de paz, de certeza, que ambos compartían.

Se dirigieron al patio, buscando un lugar tranquilo donde pudieran estar solos por un momento. Encontraron un rincón apartado, bajo la sombra de un árbol, y se sentaron juntos, disfrutando del silencio que los rodeaba.

Iván se recostó contra el tronco del árbol y atrajo a Rodrigo hacia él, abrazándolo con fuerza. Rodrigo se dejó llevar, apoyando su cabeza en el pecho de Iván, escuchando el ritmo constante de su corazón. Era un sonido que lo tranquilizaba, que le recordaba que, sin importar lo que pasara, siempre tendrían ese momento.

──Te amo,Rodrigo─── murmuró Iván, acariciando suavemente su espalda. ───No sé cómo lo hiciste, pero te has convertido en lo más importante para mí.───

Rodrigo irritante, sintiendo una calidez en su pecho que solo Iván podía provocar. ───Yo también te amo, ─── respondió en voz baja, levantando la vista para encontrar sus ojos. ───No importa cómo empezamos, lo único que importa es que estamos juntos ahora.───

Iván inclinó la cabeza y lo besó, un beso suave y lleno de amor, que parecía decir todo lo que las palabras no podían expresar. Rodrigo correspondió, sintiendo cómo sus labios se movían al ritmo perfecto, como si estuvieran hechos el uno para el otro.

Cuando el beso terminó, se quedaron abrazados, disfrutando del simple hecho de estar cerca. Sabían que la vida no siempre sería fácil, que habría momentos de dificultad, pero también sabían que mientras se tuvieran el uno al otro, podrían superar cualquier cosa.

Y en ese momento, bajo la sombra del árbol, rodeados por el bullicio de la escuela, se dio cuenta de que habían encontrado algo raro y precioso: un amor que, a pesar de todo, seguía creciendo, haciendo más fuertes cada día.

Y en ese momento, bajo la sombra del árbol, rodeados por el bullicio de la escuela, se dio cuenta de que habían encontrado algo raro y precioso: un amor que, a pesar de todo, seguía creciendo, haciendo más fuertes cada día

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Bathroom - ʳᵒᵈʳᶦᵛᵃⁿ -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora