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La noche era tranquila en el campamento, con solo el sonido lejano de grillos y el murmullo del viento entre los árboles. Rodrigo estaba en su saco de dormir, casi en el límite entre la vigilia y el sueño, cuando escuchó un crujido suave. Abrió los ojos lentamente y vio a Iván entrando en la habitación compartida con una sonrisa traviesa en el rostro.

—¿Qué haces aquí, Iván? —murmuró Rodrigo, su voz apenas audible.

Iván se acercó y se arrodilló junto al saco de dormir de Rodrigo, su presencia tan imponente como siempre.

—No podía dormir. Pensé que podría venir a verte. —susurró Iván, su tono cargado de una coquetería que Rodrigo no sabía cómo manejar.

Rodrigo intentó incorporarse, pero Iván lo empujó suavemente hacia abajo, manteniéndolo acostado.

—Relájate, solo quiero hablar. —dijo Iván, pero sus manos se deslizaron por el saco de dormir de Rodrigo, enviándole un escalofrío por la columna.

Rodrigo lo miró, su confusión evidente.

—¿Hablar? —preguntó, su voz temblorosa.

Iván sonrió y se inclinó más cerca, su aliento caliente contra la piel de Rodrigo.

—Sí, hablar. Pero también... Hace días estuve pensado que.. me gustas, Rodrigo. —susurró Iván, sus palabras llenas de una sinceridad que Rodrigo no esperaba.

El corazón de Rodrigo se aceleró, su mente luchando por comprender. Iván siempre había sido tan dominante, tan seguro de sí mismo, y ahora aquí estaba, confesando sus sentimientos de una manera tan intensa.

—No sé si estás jugando conmigo. —murmuró Rodrigo, su voz apenas un susurro.

Iván lo miró fijamente, sus ojos brillando en la penumbra.

—No estoy jugando, Rodrigo. Me gustas de verdad. —dijo, su tono más suave de lo habitual.

Rodrigo sintió que su confusión crecía, pero también había una extraña emoción burbujeando en su interior. Las manos de Iván se deslizaron por sus brazos, enviando una mezcla de sensaciones que lo dejaban sin aliento.

—¿Por qué ahora? —preguntó Rodrigo, su voz quebrada.

—Porque no quiero seguir ocultándolo. —Iván respondió, sus labios rozando la mejilla de Rodrigo.

Rodrigo cerró los ojos, dejándose llevar por el momento. No sabía qué pensar, pero en ese instante, decidió rendirse a las sensaciones. Iván lo abrazó con fuerza, sus caricias se volvieron más suaves, más tiernas.

—¿Me creerías si te digo que quiero algo más que solo molestarte? —Iván susurró, su voz cargada de una vulnerabilidad que Rodrigo nunca había escuchado antes.

Rodrigo abrió los ojos y lo miró, su confusión aún presente, pero también una chispa de esperanza.

—No sé qué pensar, Iván. —admitió.

—Entonces no pienses, solo siente. —Iván respondió, inclinándose para darle un beso suave, casi tímido.

Rodrigo sintió que su corazón latía con fuerza, sus emociones enredadas en una maraña de confusión y deseo. Se permitió corresponder al beso, aunque aún no estaba seguro de lo que significaba todo esto.

La noche avanzó, y aunque Rodrigo seguía confundido, no podía negar que algo había cambiado entre ellos. Iván no era solo el chico dominante que conocía; había mostrado un lado vulnerable y sincero que lo dejó con más preguntas que respuestas. Pero en ese momento, decidió que estaba bien no tener todas las respuestas, al menos por ahora.

igualmente los besos siguieron junto con las toqueteadas que Iván le hacia a rodrigo.

igualmente los besos siguieron junto con las toqueteadas que Iván le hacia a rodrigo

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saben lo que son toqueteadas?

pellizcar los senos o el trasero de una mujer o hombre

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