Capitulo 0...

212 24 9
                                    



"Dime ¿cuándo se me va a ir todo el dolor que dejamos?
Aquí nos quemamos y cenizas quedaron
Un vals en el fuego, bailamos hincados
Nos dejamos llevar por palabras que pronto se hicieron pecados
Me pesa recordarlos
Desapareciste, te fuiste de mí, ¿cómo así?
Lo que yo daría por poder pasar otro rato feliz, sin miedo a sentir
Contándote historias de miedo para que te acerques a mí
Poder consentirte para luego besarnos.
Quiero recordar cómo olvidarte, no lo tomes personal
Debería dejar de llamarte, regresarme a la normalidad
Es perder una obra de arte y aceptar que no va a regresar..."












Alastor caminaba sobre la nieve, su figura solitaria recortada contra el paisaje invernal. Pero bajo su apariencia serena, una tempestad emocional sacudía su interior. La idea de permitir que Samael, ese chico inocente y puro, se adentrara en el pueblo, le llenaba de una ansiedad casi insoportable. Temía que los demás, con sus corazones llenos de maldad y prejuicios, no dudaran en hacerle daño, en mancillar su pureza.

El miedo a perder a Samael, a ese chico que amaba profundamente, era un peso que aplastaba su pecho. Alastor sentía que era responsable de protegerlo, de mantenerlo a salvo de un mundo que no entendería su singularidad. La posibilidad de que Samael sufriera, de que su luz se apagara, era un pensamiento que Alastor no podía soportar.

Así que caminaba, sus pasos firmes sobre la nieve, pero su corazón latiendo con una mezcla de miedo y amor. El amor que sentía por Samael lo impulsaba a protegerlo, a mantenerlo alejado de cualquier daño. Y en ese momento, la nieve que crujía bajo sus pies parecía ser el único sonido que podía calmar su tormenta interior.

Alastor se detuvo en su camino, permitiendo que la nieve cayera suavemente sobre su cabello castaño, cubriéndolo de un manto blanco. Cerró los ojos, dejando que la frialdad de la nieve se filtrara en su ser, calmando la tempestad que bullía en su interior. Respiró profundamente, inhalando el aire helado, y permitiendo que el frío penetrara en sus pulmones.

La nieve caía alrededor de él, envolviéndolo en un silencio , como si el mundo entero se hubiera detenido para permitirle un momento de paz. El frío intenso hacía que su piel se erizara, pero Alastor no lo sintió, perdido en la sensación de la nieve cayendo sobre él, limpiando su mente y su corazón.

Por un instante, olvidó sus miedos y preocupaciones, y se permitió simplemente existir en ese momento, rodeado de la belleza y la tranquilidad de la naturaleza. La nieve seguía cayendo, cubriendo su cabello y sus hombros, y Alastor se sintió como si estuviera siendo envuelto en un abrazo helado, pero reconfortante.

El silencio que envolvía a Alastor se rompió de repente con la voz desesperada de Samael, que lo llamaba desde detrás. La voz de Samael era como un susurro angustiado que cortaba el aire helado, lleno de una urgencia que no podía ser ignorada. Pero Alastor no se movió, no se volvió para mirarlo. Aún sentía el peso de su molestia, la herida de la discusión anterior aún abierta.

La nieve seguía cayendo alrededor de él, pero ya no era un manto de paz, sino un recordatorio de la distancia que se había creado entre ellos. Alastor se sentía como si estuviera atrapado en un bloque de hielo, incapaz de moverse o responder. La voz de Samael se acercó más, llena de una desesperación creciente, pero Alastor mantuvo su mirada fija en el horizonte, evitando enfrentar la emoción que se reflejaba en los ojos de Samael.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 11 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Amor Eterno· RADIOAPLE★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora