capitulo.9

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En un momento de serena calma, Alastor descansaba con la cabeza apoyada en las piernas del chico rubio, cuyas manos acariciaban suavemente sus cabellos castaños bajo la luz de las velas, tejiendo un silencio acogedor que envolvía el espacio. Sin embargo, bajo la apariencia de un sueño tranquilo, la mente de Alastor permanecía enigmática, como un libro cerrado cuyas páginas guardaban secretos y misterios.

Mientras tanto, la mente del chico rubio era un torbellino de preguntas sin respuestas. ¿Quién era este misterioso individuo que había cautivado su atención y su corazón? ¿Por qué sentía una conexión tan profunda con él, como si las estrellas hubieran conspirado para unir sus destinos? Los ojos del rubio reflejaban una confusión profunda, como si fuera un cascarón vacío sin recuerdos de algún pasado

Y Alastor, el enigma dormido solo reposaba en un tranquilo silencio mientras que el rubio solo recordaba haber despertando sin saber su propio nombre, sin pasado, sin identidad. Su mente era un lienzo en blanco, esperando que alguien pintara el cuadro de su vida.  Se preguntaba desesperadamente: ¿Quién soy yo  realmente? ¿Cuál es mi historia? ¿Por Alastor me mira con nostalgia ? Pero las respuestas se escondían tras un velo de misterio, dejando solo preguntas que resonaban en el silencio como un eco persistente.

En un gesto de ternura, el chico rubio deslizaba sus dedos por los cabellos castaños de Alastor, sintiendo la suavidad de cada hebra como si estuviera acariciando el terciopelo más fino. Pero su mirada, llena de confusión y asombro, se posaba en el rostro de Alastor, como si tratara de descifrar algo, pero que era ese algo?.

Y entonces Alastor abrió lentamente sus párpados, como las primeras luces del alba que rompen la oscuridad de la noche. Sus ojos cafés, profundos y misteriosos, se encontraron con los ojos azules del rubio, como dos almas que se reconocen en un mundo de extraños.

El rubio se sorprendió, su respiración se detuvo, y su corazón latió con fuerza, como si hubiera visto un fantasma que cobraba vida ante sus ojos. Su mirada se quedó fija en la de Alastor, sin poder apartarla, como si estuviera hipnotizado por un sortilegio que lo atrapaba sin escapatoria. El silencio entre ellos se hizo más denso, más pesado, como si el tiempo mismo se hubiera detenido para presenciar este momento de conexión profunda y misteriosa.

Con una voz llena de curiosidad el rubio rompió el silencio que los envolvía, formulando una pregunta que había estado acechando en su mente desde el momento en que conoció a Alastor: —¿.Por qué no tengo un nombre ?—. La pregunta colgaba en el aire como una flor que se abre a la luz del sol, esperando ser acogida por la verdad.

Y entonces, como un susurro  Alastor respondió con una sonrisa lijera la pregunta    .   —Sí tienes un nombre, tu nombre es Samael—.  Aquel nombre  resono como un eco de misterio y poder. El rubio se quedó admirado, su mirada se iluminó con una chispa de fascinación, como si hubiera descubierto algo fascinante y eso fue el nombre que Alastor le otorgó

Con una sonrisa que iluminaba su rostro, el rubio musitó: —mi nombre es bonito... me gusta cómo suena!—. La sonrisa se convirtió en una caricia verbal, una invitación a acercarse a la intimidad del nombre. Y con una voz que se deslizaba como la seda, dijo:    —Entonces llámame Samael— dijo sonrriente

Y como si fuera un una llave la voz del rubio, Alastor dejo su mente en blanco sintiendo recuerdos fugazes, uno tras otros llegaban a su cabeza y todos con algo similar..

La voz de Samael pidiéndole que lo llame por su nombre..

Entonces aquellos recuerdos que tanto guardaba en lo más profundo de su corazón hicieron que la realidad lo golpeará dejándo caer pequeñas gotas de sudor sobre su frente, sus pupilas de café oscuro se perdieron en algún punto fijo mientras trataba de digerir todos sus recuerdos a la vez.

La mano del rubio, que había estado acariciando los cabellos de Alastor con tanta suavidad, fue súbitamente tomada por este último, como si una fuerza invisible la hubiera arrancado del lugar donde descansaba. Alastor la alejó de su cabeza, como si la caricia hubiera despertado un dolor que creía enterrado.

En su mente, una tormenta de recuerdos se desató, como un vendaval que arrasa con todo a su paso. La imagen de su amado fallecido surgió, como un fantasma que se cierne sobre su alma, recordándole el dolor y la pérdida que había experimentado. El rostro del rubio se desdibujó, reemplazado por el de su amado, y por un instante, Alastor se sintió transportado a un pasado que lo arrastraba a una tragedia

El rubio, extrañado por la repentina reacción de Alastor,  — Alastor estas bien...?—pregunto qué sucedía, pero las palabras se quedaron atrapadas en su garganta. La mirada de Alastor, que había sido tan cálida y acogedora momentos antes, se convirtió en un muro de hielo que lo rechazaba.

Alastor se alejó del rubio, como si la proximidad con él fuera a consumirlo. Su mirada se perdió en la distancia, como si buscará un refugio donde esconderse del dolor que lo acechaba. El silencio entre ellos se hizo más denso, más pesado, como si el aire mismo se hubiera vuelto irrespirable. La conexión que habían compartido momentos antes se desvaneció, dejando solo un vacío que parecía imposible de llenar.

La mente de Alastor se convirtió en un caldero de dolor, donde los recuerdos dolorosos hervían como un veneno que corroía su alma. Un agudo dolor se clavó en su cabeza, como un cuchillo que se hunde en la carne, y su visión se nubló por un instante.

En ese momento, la mano del rubio se extendió hacia él, como una rama que busca acercarse a la orilla de un río tormentoso. Pero Alastor, con un movimiento brusco, se alejó aún más, como si el simple contacto fuera a sumergirlo en un abismo de sufrimiento.

—Tu no eres él..—, murmuró Alastor, su voz baja y monocorde, como la de un hombre que ha perdido toda esperanza. Su mirada se había vuelto sobria, sin expresión alguna, como la de un muerto que ha visto el final de todo.

El rubio, con la mano extendida y el corazón abierto, sintió la fría brisa de la rechaza tocar su rostro, como un beso de hielo que le helaba el alma. Su mirada se encontró con la de Alastor, y por un instante, vio el abismo de dolor que se abría en sus ojos, como un pozo sin fondo que parecía tragarse toda la luz del mundo.

El silencio que siguió fue como un golpe de muerte, un corte que separaba dos almas que habían estado a punto de unirse. El rubio se quedó con la mano extendida, como un suplicante que ha sido rechazado, mientras que Alastor se alejaba, sumergido en su dolor, como un barco que se hunde en el océano de su propio sufrimiento.

“Tu no eres el...solo te confundí..." Dijo en sus pensamientos mirando aquel rostro.


















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No pago terapia aviso 😔.

Alastor sintió un valde de agua fría al recordar su pasado:(

Amor Eterno· RADIOAPLE★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora