| TRES |

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Si fuera un pedazo de papel, lo rasgaría. Si fuera una botella, la rompería. Si fuera un muro, lo derribaría. Pero es mi corazón.
—Mahmoud Darwish.

Días antes.

Isaac, tus ojos...

Aún no era capaz de procesar lo que Luka, un compañero de la universidad, le dijo hace cuatro días atrás, el castaño se rehusaba a aceptar que eso le hubiera sucedido a él. Por lo que fue incapaz de verse a sí mismo en un espejo. No quería ver esa pequeña parte de él que ha cambiado para siempre.

Meow.

Escuchó como manchitas llamaba a su madre para que rellenara su plato de comida por tercera vez en el día, ese gato consentido. En casa de sus padres siempre se comportaba como un gato mimado y ellos amaban complacerlo.

—Mamá, no le des más comida—grita desde su habitación, esperando que su madre que se encuentra en la sala lo oiga.

Anne, su madre, acaricia la cabeza de un resignado manchas y se dirige a la habitación de su hijo. Que se ha estado quedando en su casa estos últimos días debido a su delicado estado de salud.

—¿Cómo te sientes, cariño?

El tono maternal en su voz ablanda un poco el destrozado corazón de Isaac, quien suelta un pesado suspiro y se encoge de hombros.

—Estoy...no tengo palabras para explicarlo—se detiene, para tomar aire y continuar—siento un gran vacío en mi interior, mamá, me duele todo el cuerpo e incluso se me dificulta respirar.

Sus ojos, ahora uno de un precioso tono verde con pequeñas motitas azuladas y el otro de un deslumbrante color avellana, se inundaron en lágrimas.

Anne abraza a su hijo, tratando de transmitirle su incondicional apoyo y amor.

—Es normal, mi bebé, ese es el lazo que se está formando. Tu alma está sufriendo al no encontrar a su destinado cerca—explica, lo que él ya sabe porque ha estado investigando sobre esto desde que tiene memoria.

Claro que nunca imaginó que sería de este modo, con su destinado desaparecido. Él siempre pensó que encontraría a su alma gemela, luego pasarían el lazo reconfortándose el uno al otro mientras sus almas se reconocen y serían tan felices. Deseaba que esto se tratara de una vil pesadilla.

—Me siento tan perdido.

—Encontraremos a esa chica, no te preocupes—asegura, aunque no tiene la menor idea de cómo harán aquello.

▪︎ ▪︎ ▪︎

La respiración de la rubia era irregular, su fiebre iba en aumento a medida que pasaba el tiempo pero ella se negaba a hacer algo para solucionarlo.

—Necesitas buscar a ese chico, no estás bien—habla Víctor, mientras pone un paño húmedo sobre la frente de la chica, tratando de aliviar su dolor.

—No insistas más con eso.

—¿Eso es todo lo que dirás? ¿Entiendes la gravedad de la situación? —interroga un abrumado Víctor—¡Podrías morir, Lex!

Alexia se queja y aleja el paño húmedo de su frente. Queriendo alejar al entrometido chico que ha estado cuidando de ella estos últimos días. Desde que ella se presentó en su puerta, desorientada y asustada por partes iguales, solo media hora después de que haya sucedido la unión.

—Lo entiendo, pero me niego a buscar a ese idiota, ya verás que en unos cuantos días estaré bien.

Víctor suspira y se aleja de la cama, pero antes de salir de la habitación agrega—No solo está tu vida en riesgo, piensa en eso antes de tomar una decisión—sin más, deja a una pensativa Alexia completamente sola.

ENTRELAZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora