Martin
El finde ha sido una tortura para mi cabeza. No he parado de pensar los acontecimientos de la semana anterior ¿Por qué dé repente Juanjo se ha vuelto tan atento conmigo? No me quejo, en absoluto, pero me sorprende y encanta a la vez. Quiero saber hasta donde llega esto, si hay algo o si solo soy yo que me estoy haciendo ilusiones.
Los lunes son los días donde Juanjo viene más cargado, ya que nuestro almacén ha tenido que soportar el peso de los findes de semana, que es cuando más clientela tenemos. Por eso he decidido prepararle un desayuno, para agradecerle todo lo que me ha ayudado. Estuve toda la noche del domingo pensando en que podría prepararle, algo que le ablandase un poco el corazón. Al final me he decantado por un café con leche y unas tostadas de jamón y queso.
Como siempre llega guapísimo, pero se le nota más cansado, supongo que por qué es lunes, más motivos para prepararle el desayuno. Se acerca a mí con una enorme sonrisa.
- Buenos días, bonito ¿Cómo llevas la mañana?.- Se apoya al otro lado de la barra acercando un poco su rostro al mío.
- No ha habido mucha gente aún, bastante tranquila ¿Y tú?.-
- Bastante ajetreada la verdad, pero ahora mucho mejor.- Y veo como me guiña el ojo antes de irse a colocar las cajas.
Siempre suele dejar las cajas de los ingredientes para la cocina para lo último, así que estoy pendiente de cuando empieza a sacarlas del camión para empezar con su desayuno.
Al ver la primera caja de harina entre sus perfectos brazos me meto en la cocina casi corriendo para buscar dos trozos de pan. Les pongo aceite, sal y dos lonchas de jamón y queso en cada una. Para que estén más buenas las caliento en el microondas por unos segundos. Las dejo ahí dentro con el electrodoméstico apagado para que no se enfríen y empiezo con el café. Un espumoso café con leche, solo espero que no me lo rechace.
Cinco minutos después aquí sigo, intentando que el dibujo del café me quede bien. Nunca me suelen quedar mal, soy el que mejor se le da hacer dibujos con la espuma de la leche, pero estoy tan nervioso que me tiembla la mano y no doy ni una.
Voy por el cuarto intento de café cuando veo que Juanjo se acerca a la barra. En su cara veo que le extraña que esté haciendo café si la cafetería está vacía, pero no tiene intenciones de preguntarme nada. Antes de que se ponga a dictarme la lista de cosas que ha traído me giro y saco las tostadas del microondas. Al lado le añado unas aceitunas y un botecito de sal por si quiere añadir más. Le dejo las tostadas delante de él bajo su atenta mirada y vuelvo con el último intento con el café. Cojo la taza y la leche espumosa ya preparada y me doy un segundo para tranquilizarme. Vierto la leche despacito en la taza que contiene café y con un rápido, pero preciso movimiento de muñeca acabo dibujando un perfecto corazón.
Dejo la taza sobre el servicio ya preparado y se lo acabo acercando a Juanjo, quien me seguía mirando expectante.
- Quería agradecerte todo lo que has hecho por mí la semana pasada. A lo mejor no lo quieres y estoy haciendo el ridículo o no te gusta el café con leche o ya has desayunado, pero...- Me callo al notar su mano agarrando la mía y levanto la cabeza para mirarlo.
- Me encanta Martin y te lo agradezco mucho. Llevo una mañana muy mala y esto me ha animado el día, gracias, bonito.- Un pequeño rubor se instala en mis mejillas cuando lleva mi mano a sus labios y deja un pequeño beso.
Baja la cabeza hacia su desayuno y se fija por primera vez en el corazón dibujado. Suelta una pequeña risa y palmea el taburete de al lado suyo para que me siente. Salgo de detrás de la barra casi corriendo y me siento donde él me había dicho.
- ¿Qué tal el finde, bonito?.- Nunca me voy a cansar de ese apodo.
- Buen, bueno, mucho trabajo y muy aburrido ¿tú?.-
- Aburrido también, mi mejor amigo se ha ido de vacaciones con su novio y me he pasado todo el finde viendo películas.-
-¿Qué películas?-
- Me he visto otra vez Mamma Mia y dos más que echaban por la tele.-
- ¿Te gustan los musicales?.-
- Si bueno, no he visto muchos, pero no me disgustan, no soy mucho de películas.-
- A mí me encantan, me he visto muchísimas y los musicales son mis favoritas. Ahora me estoy viendo una serie, sacan un nuevo capítulo cada viernes, La Mesías, ¿La has visto?.-
- ¿Es esa de los Javis?- Asiento al ver que la reconoce. - No tengo Movistar, no puedo verla.-
- A ver, si te apetece te puedo dejar las claves del mío.- No sé ni porque he dicho eso, si me lo preguntase le diría que si encantado, pero ahora no quiero que parezca que le estoy obligando.- Solo si quieres.-
- ¿Y por qué no mejor la vemos juntos?-
- ¿Cómo?-
- Ya que a ti te gusta tanto y a mí me interesa mucho podríamos verla juntos, si te apetece.-
- Me apetece mucho, la verdad.- Seguro que mi cara se iguala a la de un tomate ahora mismo.
- ¿Este sábado te va bien? Podemos ir a mi piso, aunque si prefieres ir al tuyo a mí no me molesta.-
- No, no, en tu piso mejor que ya me basta ser testigo de las peleas de mis compañeras de piso por quien se queda la tele los findes.- Recordar como Kiki y Ruslana se pelean cada sábado para poder ver una película con sus novias hace que me ría solo.- Pero este sábado trabajo todo el día, debo cubrir un turno y acabaré tarde.- Ahora mismo me arrepiento de decirle que si a Paula cuando me pidió cambiar su turno para irse de fiesta, soy demasiado bueno.
- Bueno, no te preocupes, si tú no estás muy agotado al acabar, yo puedo venir a buscarte el sábado al acabar e ir a mi apartamento.-
- ¿Estás seguro? Puede que acabe muy tarde y no quiero que estés esperando y molestarte cuando podrías estar haciendo otra cosa y...- Un apretón en mi rodilla hace callarme y fijarme en esos preciosos ojos verdosos.
- Te vas mucho por las ramas Martin, me apetece mucho ver la serie contigo y no me importa esperar a que acabes, es uno de mis días libres y puedo descansar y hacer lo que quiera toda la mañana y pasar tiempo contigo por la noche, no me molestas en absoluto.-
- Vale, pues el sábado por la noche.- No puedo evitar la sonrisa tonta que se me planta en la cara. Durante nuestra charla se ha ido comiendo las tostadas y bebiendo el café.
- Creo que es el mejor café que me han preparado nunca.-
- ¿A si? ¿Tú los preparas mejores?-
- Obviamente.-
- Eso tendré que probarlo.- Nos hemos acercado poco a poco hacia el contrario manteniendo los dos una sonrisa ladina.
- Cuando quieras bonito.- Dicho esto, se levanta del taburete y se estira por encima de la barra para dejar la taza y el plato dentro del fregadero. -Me encantaría quedarme todo el tiempo del mundo hablando contigo, pero si no vuelvo ya mi jefe me va a matar.- Yo también me levanto y me despido de él con un corto abrazo.
- Hasta el miércoles Juanjo.-
- Hasta pronto precioso.- Doy la vuelta a la barra y empiezo a limpiar lo que había utilizado para preparar el desayuno.- Por cierto, Martin.- Levanto la cabeza para verle casi saliendo del establecimiento.- Lo del sábado, es una cita.- Dicho esto sale por la puerta dejándome hecho un manojo de nervios.
Joder, Juanjo Bona, joder.
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Coffees
FanfictionMartin lleva compaginando sus estudios y su trabajo en la cafetería dos años. Dos años desde que lleva pillado del repartidor de su local.