Universo en contra

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Martin

Definitivamente, el universo me odia. La primera vez que pensé esta frase fue con mi primer novio y luego otra vez con el segundo y esta vez por Juanjo. Pero no os alarméis, no por los mismos motivos. En los primeros casos, fue porque el universo quería que me juntase con infieles despreciables que acababan haciéndome daño. Ahora el universo me odia por mandar a la mierda mi cita con el hombre más perfecto del mundo.

¿Cómo es posible que estemos en alerta roja por tormenta a principios de octubre?

Se ve que hacía una semana que los noticiarios alertaban de este suceso, pero el amor te hace ciego y no me había enterado hasta anoche que me llamó Carmen para avisar de que cerrábamos la cafetería, hoy viernes, por obligación del ayuntamiento. Por lo tanto, el restaurante al que Juanjo había reservado también cerraría.

Llevo toda la semana pensando en la cita de hoy, donde me llevaría, como me vestiría, como me besaría, porque si, tanto él, como yo, como tú, que estás leyendo esto ahora mismo, sabíamos que la cita de hoy no era para acabar abrazados en un banco del parque. Llevo fantaseando con besar a Juanjo dos años, como se sentiría el calor de sus labios con los míos, su respiración mezclada con la mía.

Si ya me gusta demasiado que me agarre de la cintura ¿Cómo debe sentirse eso mientras me besa? Pues hoy iba a resolver todas mis dudas, pero una tormenta ha decidido que siga fantaseando un poco más. Al menos Juanjo me ha prometido retomar la cita cuando dejemos de estar en alerta.

Hoy

Juanjiiii<3

Hola precioso 10:04

Me acaban de llamar del restaurante, nos han cancelado la reserva por la tormenta 10:05

me lo esperaba 10:07

me escribió Carmen anoche de que nos obligaban a cerrar 10:07

con las ganas que tenía de ir de cita contigo 10:08


Juanjiiii<3

Te prometo que cuando nos dejen salir de casa reservo la mejor mesa con las mejores vistas 10:10

Solo para ti y para mi 10:10

eres el mejor 10:11 

¿Lo sabias? 10:11

Juanjiiii<3 

Ahora lo se <3 10:13

Lo de no poder tener nuestra esperada cita era la peor de las noticias de hoy, pero que mis amigas se hayan ido a casa de sus novias a pasar este "confinamiento" temporal solo hace que me sienta más solo. Ah, no lo he dicho, que también nos obligan a quedarnos en casa por nuestra seguridad. Si Juanjo viviese más cerca podría escaparme a su casa, pero desde que me he levantado está cayendo la de dios, por lo tanto, no puedo salir de casa.

Me paso toda la mañana hablando con mi madre por llamada, asegurándome que por ahí estuviese todo bien.

- Y tú con tu chico ¿Cómo vais?-

- Muy bien mama, hoy se nos ha cancelado la cita.-

- ¿Era hoy la cita de la que me llevas dando la tabarra toda la semana?-

- Si y como me entere muy tarde de la tormenta no he tenido ni la opción de ir a su casa a pasar estos días.-

- ¿Tengo que volver a hacerte la charla o aún la acuerdas?-

- Mama, aún ni nos hemos besado como para que empieces a hablar de sexo.-

- ¿Aún no os habéis besado? ¿Con lo ansias que eres tú?-

- No mama, él lleva un mal recuerdo de su última relación y ha querido que las cosas fueran a su debido tiempo. Si ya te dije que la otra noche nos interrumpieron y no nos llegamos a besar.-

- Sí, pero entendí que te interrumpieron el polvo, no un beso. ¿Tú estás cómodo con eso?-

-Por supuesto. Lo respeto muchísimo. Pero ahora que sé que los dos estamos por ahora en el mismo punto me jode que las cosas se me compliquen tanto.-

- Venga cariño, todo llegará, ya verás.-

- Lo sé. Mamá, me llama Carmen, tengo que colgar, un beso.-

Cuelgo la llamada de mi madre y acepto la de mi tía abuela mientras voy comiendo mi merienda, entre charla y charla se habían hecho las seis de la tarde.

- Dime tía Carmen.-

- Martin, cielo, ayer al medio día ¿Teníamos las ventanas abiertas?-

- ¿Del Bar? Sí, le recordé a Esteban que las cerrase al anochecer.-

- Mierda.-

- ¿Qué pasa?-

- Que ni Esteban ni María las llegaron a cerrar, se debe estar inundando el bar. Gracias cielo, voy para allá.-

- ¿Qué? No, tía, no vas a coger coche ahora con la que está cayendo, voy yo, me queda a cinco minutos, no te preocupes y de paso limpio lo que haya podido pasar.-

- Martin, es mi bar, no voy a hacer que vayas tú, no te lo mereces.-

- No te preocupes en serio. No estaba haciendo nada importante, voy yo.-

- Eres un sol Martin, no sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí.-

- No me debes nada tía, ahora voy para allá.-

Cuelgo la llamada y voy corriendo a ponerme ropa más abrigada. Unos pantalones de chándal grises amplios, una térmica negra ajustada a mi cuerpo y una sudadera verde. Encima, una chaqueta con capucha, ya que un paraguas no creo que sea la opción más inteligente. Antes de salir me llega una notificación al móvil que hace que recuerde de cogerlo.

Hoy

Juanjiiii<3

Hola bonito 18:16

He acabado de estudiar 18:16

¿Te apetece videollamada y nos vemos un poco? 18:17

hola Juanji 18:18

me pillas en el peor momento 18:18

tengo que ir corriendo a la cafetería que anoche dejaron las ventanas abiertas 18:19

debe estar inundándose todo y no quiero que vaya Carmen18:19


Juanjiiii<3

Mi niño 18:22

Ve con mucho cuidado 18:22

Por favor 18:22

Ya estoy en la cafetería 18:35

Esto esta inundado 18:35

he llegado bien pero me he mojado las zapatillas al entrar 18:36

voy a ponerme manos a la obra 18:36

mas tarde te llamo <3 18:36

Odio profundamente mojarme los calcetines, lo odio. Es una de las sensaciones más incómodas del mundo. Pero ahora no hay tiempo de quejas. Por suerte no ha entrado agua en la cocina, ahí si hubiera sido difícil quitarla.

El año pasado ya pasó lo mismo, hubo una fuga en una tubería y amanecimos con el bar inundado. Solo debo cerrar las malditas ventanas e ir con mucha paciencia escurriendo el agua con la fregona y vaciándola en el cubo de fregar. Me llevará horas, pero me niego que se eche a perder el bar, antes me muero aquí dentro.

Me quito la chaqueta y voy al almacén, otro lugar donde no ha llagado el agua, menos mal. Cojo la escalera de mano e inevitablemente recuerdo mi pequeña mentirijilla para que Juanjo me subiese a sus hombros hacía un par de semanas, sé de sobra que me había pillado al instante, pero me pareció bonito que aun así aceptase.

Intento cerrar la primera ventana, pero entre el agua que entra dándome en la cara y el viento que empuja la ventana hacia adentro se me hace imposible. Ojalá estuviese Juanjo aquí, al menos se me haría más ligero el trabajo con teniéndolo sentado en la barra mirándome.

Y como si dios me hubiese escuchado veo como una figura muy familiar entra en el bar cerrando la puerta tras de sí. Lleva una chaqueta negra y unos pantalones como los míos de chándal. No es hasta que se quita la capucha de la sudadera granate que no se ve al 100% quien es.

- Hola precioso.-



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