Cap. 3: El bunker secreto

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Luna

Habían terminado las clases y nos dirigíamos al bunker. Al final, Luka logro hablarle a la chica de la ventana, Aila. Me hablo por un rato y resulta ser que viene de una familia muy grande. Tiene tres hermanos menores y tres mayores ella es la del medio y está acostumbrada a ser una segunda mama, pues sus hermanos mayores ya eran adultos y trabajaban fuera de la ciudad, así que ella siempre se queda sola en casa cuidando a sus hermanos, mientras su mama trabaja. Es increíble lo mucho que habla y como no se aburre de hacerlo; en parte me recuerda a Violett, transmite la misma energía cariñosa y agradable.

Íbamos ella, Gabriela, Luka, Noah y yo camino a una de las tantas entradas del lugar; estaba justo en un callejón cerrado, oculta entre unas cuantas cajas grandes.

- ¿De verdad es seguro este lugar? - pregunto Aila detrás de Luka, al parecer le daba miedo los lugares muy oscuros, y no la culpo, sí que parece de una película de terror.

-No te preocupes- dijo Luka para tranquilizarla- conozco este lugar desde que tengo memoria, no hay nada aterrador aquí.

-Eso es lo que dice, después vas a ver como salen ratas de las paredes- dijo Gabi zarandeándola para asustarla más, a ella le encanta meterle miedo a la gente. La tranquilicé diciéndole que no hay nada que temer, que solo era un lugar abandonado, aunque la verdad yo también estaba asustada la primera vez que vine aquí.

Atravesamos el túnel que nos llevaba finalmente al lugar. Era un espacio realmente grande, tenía 7 habitaciones diferentes alrededor de un círculo, la sala inicial. En la planta baja estaba la cocina, la lavandería y los baños, más al fondo del lugar había un almacén que Luka se encargó de llenar de comida de todo tipo, especialmente de donas. Es un loco fanático de ellas.

Cada uno fue a elegir su habitación. Mientras Luka y Gabi peleaban por la cercana a la despensa, yo elegí la de al fondo, pues no era un espacio tan reducido; había construido un armario y algunos muebles con ayuda de Luka, así que solo tenía que mudar algunos útiles y cosas que había comprado para decorar.

Las paredes las pinte de un color lila, y había comprado unas enredaderas artificiales para el techo, hice varias mariposas de cartón y también las colgué, junto a un móvil de una luna, también pegue varias estrellas luminosas en el techo. Mi cama estaba suspendida entre unos mástiles blancos, y abajo estaba mi escritorio con varios útiles; a un lado estaba una repisa con varios de mis libros favoritos, y al otro extremo del cuarto estaba mi armario, también decorado con pegatinas y dibujos míos.

Nos pasamos la tarde arreglando nuestros cuartos y conversando de cualquier cosa que se nos ocurría, de leyendas de fantasmas, nuestros hobbies, de música. Resulta que Noah sabia tocar guitarra, y que así había conseguido ganar algo de dinero tocando en las calles, pero también conto que participaba en peleas callejeras para lo mismo, pues era de bajos recursos. Cada vez me llena más de intriga su pasado.

-Luna, ¿A ti como te va en el amor? -pregunto Aila, mientras hablaban de otro tema que no prestaba atención.

-Emm, ¿A qué viene esa pregunta? -dije sin muchas ganas de responder.

- ¿Tu estas dormida, verdad? -dijo el tonto de Luka- Estamos hablando de amores fallidos, creo que tú sabes sobre eso, ¿no Luna?

Juro por dios que uno de estos días voy a matar a ese imbécil.

-Pues... no me va tan bien que digamos- trataba de encontrar las palabras correctas para hablar de mi desastrosa vida amorosa- pues la primera persona que me gusto fue un niño tonto de primero de primaria. Me dijo delante de todos que el jamás saldría con unos cuatro ojos como yo, o algo así, a la verdad no tengo muchos recuerdos de eso.

Me quede tratando de averiguar la expresión en sus rostros, rogando para que no hiciesen más preguntas al respecto, ni que me preguntasen sobre otras personas de las que me había enamorado. En vez de eso, Aila se apresuró a decir:

-Bueno, los niños son así, estoy segura de que él ni siquiera sabía lo que hacía. Tal vez sintió pena cuando se dio cuenta que una linda niña gustaba de él.

Me reí nerviosamente por su comentario. Yo no pensaba igual, pues ese niño se había enterado de eso por simples chismes, pero ya no importaba. Seguimos hablando de tonterías, jugamos varios juegos de mesa mientras disfrutábamos del ambiente que se creaba entre nosotros. Se sentía como si nos conociésemos todos desde hace años, un ambiente familiar y nostálgico entre nosotros; lo habíamos hecho tan como que nadie quería irse cuando anocheció. La mayoría se fueron a sus casas, yo me despedía de Gabi y de Noah, del cual ya me había encariñado. Era alguien reservado, pero tranquilo y divertido; me recordaba mucho a alguien familiar.

Alguien que ya conocía desde hace tiempo.

Alguien que me fue arrebatado en tan poco tiempo. 

                                                                                                  ...

Se puso emocional la cosa.

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