Capítulo 5.

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Una semana después de la primera ecografía. Las náuseas matutinas se detuvieron y el humor de Hao mejoró. Parecía una buena noticia excepto de que Gunwook no estaba nada contento.

—No puedo entrar a mi propia habitación.

Gyuvin, Ricky y Yujin jugaban un videojuego y apenas se detuvieron a escuchar las quejas del bailarín.

—Solo debes decirle a Hao que se detenga o que coma esa cosa olorosa en otro lado.

—Incluso si lo come en la terraza el olor penetra por la puerta y se huele en todos lados. Y él está apestando todos los lados a los que yo voy. ¡La otra vez le comuniqué mi malestar y se puso a llorar! Tuve que disculparme.

De repente apareció Jiwoong vestido con una camiseta sin mangas y sudado de pies a cabeza. A su lado estaba Matthew en la misma condición.

—¿De qué habláis?

Sin despegar la mirada de la pantalla, Yujin respondió.

—Gunwook está muriendo porque Hao de repente se le antojó comer todos los días esa fruta que huele a ratas muertas en descomposición. Y como últimamente hyung a estado muy sensible no se le puede decir nada.

Matthew se sentó en el piso al lado del sofá mirando la partida. Gyuvin hizo una mueca asqueado.

—Matthew hyung que soportemos el olor de Hao no significa que soportemos todos los malos olores, bañate antes de sentarte al lado mio.

De repente Ricky hizo un combo y el personaje de Gyuvin cayó derrotado. Terminando la partida.

—¡Gané!

—Eso fue una trampa, Matthew me distrajo.

Ricky le sacó la lengua.

—Mal perdedor. Hablando de antojos. Me dio hambre.

Gunwook se quejó retorciéndose en el sofá.

—Ninguno me está entendiendo.

—Jiwoong hyung. Resuélvelo.

Todos voltearon a donde estaba Jiwoong en un inicio, pero el mayor ya no estaba allí.

—¿A dónde se fue?

Ricky se encogió de hombros.

—Da igual chicos, vamos a comer. Me muero de hambre.

Del otro lado del departamento Jiwoong buscaba la habitación que Hao compartía con Gunwook. Hao le había mencionado su reciente antojo por el durian, una fruta que no era tampoco del agrado de Jiwoong. Recuerda haberla comido un poco cuando Hao le ofreció y casi morir de asco. Tuvo que fingir que estaba rico y lo peor es que Hao no se lo creyó y estuvo llorando dos horas.

Tocó la puerta dos veces y Hao salió mirando apenado a Jiwoong. Su boca y manos estaban cubiertas por la pulpa de la fruta y del cuarto salía un olor considerablemente repulsivo.

Respiró hondo y se acercó a su esposo intentando no demostrar su malestar.

—¿Estás solo?

Hao asintió. Y de repente las lágrimas empezaron a salir.

—Gunwook no se me quiere acercar. Ayer tuvimos una pelea y no ha vuelto al cuarto. Quiso echarme porque no soportaba el olor. ¡Intento dejar de comerlo! Pero es lo único que parece gustarle al bebé, ya me compré varias bolsas para esta semana, porque a todas horas se me antoja comerlo.

Jiwoong solo soltó una risa de ternura.

—Siempre puedes apestar mi cuarto ¿Sabes? Yo puedo controlar lo que diga Yujin.

Luna de miel - Woonghao Donde viven las historias. Descúbrelo ahora