10: Finalmente diez!

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Le dolían todos los huesos, dormir en el piso no era la mejor idea, definitivamente no.
Se incorporó y frotó levemente sus ojos intentando despertarse, y vió que Hyunjin estaba repitiendo esa misma acción.

¿Era físicamente posible verse tan atractivo cuando apenas despertaba?
Su pelo estaba despeinado, se veía como un bebé con esa linda expresión de sueño, sus mejillas estaban levemente hinchadas al igual que sus párpados, se veía jodidamente lindo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la gran puerta por la que habían entrado en la noche se abrió, una mujer con traje y cosas de limpieza los miró confundida como si fuesen vagabundos, y ni siquiera se tomaron la molestia de explicarle lo que sucedía, agarraron sus cosas y salieron de ahí.

-Dejame llevarte a tu casa- Murmuró el pelinegro, su voz estaba ronca ya que recién se despertaba, el rubio se negó ya que sería aún más sospechoso llegar en el auto de alguien más luego de desaparecer una noche entera sin decirle nada a sus padres.

Se fue hasta su casa con un autobús, creyó que lo regañarian y estarían muy molestos con el, pero al contrario, sus papás y su hermana estaban en la sala, sentados con caras de preocupación y todos los ahorros en la mesa.

-¿Que sucede?

Su madre tardó unos segundos en hablar, con la cabeza baja habló, su voz con un deje de decepción o algo así -Tu padre le pidió dinero a gente peligrosa, y no le dieron mucho tiempo para devolverlo... No tenemos suficiente para darles-

La noticia lo sorprendió bastante, rascó su nuca pensando en una respuesta, pero por una vez, quiso ser un buen hijo y ayudar a su familia -Está bien, voy a ayudarlos a devolver ese dinero- Prometió, a lo que su padre le agradeció -No te preocupes, entre todos vamos a aportar algo y todo va a salir bien-

[...]

Como siempre, tomaba decisiones bruscamente, y había decidido ayudar a su familia, eso iba a hacer, y por alguna razón, creyó que la mejor decisión que podía tomar era averiguar quiénes eran aquellas personas peligrosas, stalkerlas e... Ir a confrontarlos a un club.

Llegó al club, había bastante gente, era una especie de striptease personal para personas, y a lo lejos vió a esos dos señores, al parecer no solo gente "peligrosa" sino que eran mafiosos.

-¿Conocen a Lee Mingyu? Es mi padre.
-Por supuesto, nos debe bastante dinero.

Bien, entonces estaba con las personas correctas.

-Verán, somos muy pobres y no podemos pagar todo el dinero, necesitamos tiempo para hacerlo, por favor denoslo- Quizás dar lástima serviría de algo después de todo.

-Pues tenemos un trabajo que puede hacerte ganar dinero de forma fácil.

Se quedó en silencio unos segundos, definitivamente no era ser stripper, así que podría llegar a considerarlo.

-Puedes ser camarero, es seguro, tenemos reglas de no acoso ni manoseo.

Oh, aceptó rápidamente, eso sonaba como un trabajo fácil y justo.
Así, era como en menos de dos minutos temblabas vestido de conejita en medio de dos viejos asquerosos, señores.

Ambos le hablaban y le decían cosas un poco subidas de tono, le daba asco, hasta que uno le tocó el brazo, rompiendo las reglas, y le susurró en el oído -Tienes hermosas pecas... ¿Están por todo tu cuerpo?- Si, as.que.ro.so.

No pudo soportarlo más, se quitó las orejitas y salió corriendo de ahí, no entendía como las mujeres le podían bailar a hombres raritos así, deseaba que fuese solo por voluntad propia.

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