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El avión comenzó su descenso sobre el brillante océano Atlántico y las voces emocionadas de los miembros del equipo de Karasuno llenaron la cabina

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El avión comenzó su descenso sobre el brillante océano Atlántico y las voces emocionadas de los miembros del equipo de Karasuno llenaron la cabina.

Shoyo sin importarle aplastar a tsukishima pego su cara a la ventanilla, no podía contener su asombro.

-Mira esto, es bellísimo.- dijo con sus ojos brillando con la misma energía que siempre llevaba a la cancha.

-Cálmate, Hinata. Ni siquiera hemos aterrizado aún.- Aunque su tono era sarcástico, una pequeña sonrisa se asomaba en la esquina de sus labios, apenas perceptible para cualquier menos para hinata

-Tengo la canción perfecta para este momento.- Musito hinata mientras buscaba la canción en su celular y movía sus piernas como si de un niño pequeño se tratase.

Tsukishima solo lo veía con una media sonrisa.

Magalenha de Sergio mendez - Cnción empezaba a sonar en los auriculares.

-La música brasileña es muy alegre, me hace sentir un poom y un waaow, también me hace querer bailarla, tratare de aprender un poco en este tiempo, estoy seguro que lo dominare..

-Tienes mucha fe en ello enano. - Claro que shoyo lo dominaría, siempre lo hacía, tarde o temprano.

El avión tocó tierra suavemente,  una oleada de aire caliente y húmedo los recibió al bajar por la escalerilla.

La música resonaba junto a la sensación de euforia. Esa era una nuevo sentimiento que nadie les podría arrebatar.

Hinata, fue el primero en salir, respiraba como si fura la última ves, dejando que el aire salado del océano llenara sus pulmones.- Esto es simplemente grandioso.- Una sonrisa enorme brillaba en la cara de shoyo.

Las palmeras se balanceaban suavemente con la brisa y en la distancia, las montañas que rodeaban la ciudad de Río de Janeiro se alzaban majestuosamente contra el cielo azul.

El equipo fue recibido por Brasil con los brazos abiertos.

Un representante local los esperaba, un hombre alto, musculoso y muy bronceado.

Con una sonrisa se dirigió hacia el equipo. - ¡Bienvenidos a Brasil! Me llamo João, y estaré a cargo de ustedes durante su estadía. Vamos a llevarlos a sus departamentos, donde podrán descansar antes de empezar con las actividades de entrenamiento.- Su japonés era muy bueno, había que admitirlo, pero su asentó le daba el toque al joven.

Mientras el autobús avanzaba hacia su nuevo hogar, los jugadores de Karasuno no podían evitar asomarse por las ventanas, todos estaban fascinados por el bullicio de la ciudad.

Las calles estaban llenas de colores vibrantes, vendedores ambulantes ofreciendo frutas exóticas, edificios pintados en tonos brillantes de azul, amarillo y verde y el incesante ritmo de la música que parecía resonar en cada esquina.

ᴇɴᴛʀᴇ ʟᴀꜱ ᴏʟᴀꜱ ʏ ᴇʟ ꜱɪʟᴇɴᴄɪᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora