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La tarde en Brasil caía lentamente, con un suave resplandor anaranjado que pintaba el cielo y las aguas del océano de tonos cálidos y acogedores

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La tarde en Brasil caía lentamente, con un suave resplandor anaranjado que pintaba el cielo y las aguas del océano de tonos cálidos y acogedores. El equipo Karasuno había terminado otro día de intensos entrenamientos, y la mayoría había decidido descansar en sus habitaciones del hotel. Sin embargo, Hinata y Tsukishima se habían quedado en la playa, disfrutando del clima y de la tranquila atmósfera que contrastaba con la energía del día.

Caminaban en silencio, pero no era incómodo, era de esos silencios en los que no hacía falta hablar para sentir la presencia del otro. 

El aire estaba cargado de algo más que la brisa marina, había una conexión invisible que los mantenía a la misma distancia, en la misma sintonía.

Hinata llevaba sus manos en los bolsillos, algo distraído con las olas que lamían la orilla. Estaba acostumbrado a los momentos tranquilos con Tsukishima, y había aprendido a disfrutar de ellos. Sin embargo, esa tarde, algo dentro de él se removía. No era solo el atardecer, ni el agotamiento de los entrenamientos. 

Había algo más, una tensión que había estado creciendo durante días entre los dos, y que esa tarde parecía más palpable.

-Tsukki.- Hinata rompió el silencio mientras se detenía, sus ojos clavados en el horizonte, pero su mente estaba lejos del paisaje.- me gusta mucho estar aquí.

Tsukishima se detuvo también, aunque no respondió de inmediato. En cambio, lo miró de reojo, observando la expresión relajada pero concentrada de Hinata. No era la primera vez que Hinata decía algo así, pero esta vez sus palabras llevaban un peso diferente.

-Es Brasil, claro que te gusta.- dijo Tsukishima, su tono siendo sarcástico como de costumbre, aunque había un leve atisbo de calidez en su voz.

Hinata sonrió, pero esta vez no se dejó llevar por la broma. En cambio, sus ojos brillaron con algo más serio.

-No me refiero solo a Brasil.- murmuró, sin atreverse a mirar a Tsukishima directamente.Tsukishima frunció el ceño, girando la cabeza ligeramente hacia Hinata, interesado por la respuesta.

-¿Entonces a qué te refieres?- preguntó, más curioso de lo que pretendía.

Hinata soltó una pequeña risa nerviosa, jugueteando con un poco de arena bajo sus zapatillas.-Me refiero a... esto.- Hizo un gesto amplio con la mano, abarcando no solo la playa, sino también el espacio entre ellos. Tsukishima permaneció en silencio, sus ojos fijos en Hinata, que continuó hablando.-  Es decir, estar aquí, contigo. Me hace sentir... bien.

Las palabras flotaron en el aire, y por un instante, Tsukishima no supo cómo responder. Había algo en la sencillez de lo que Hinata había dicho que lo desarmaba, como si agarraran las murallas que construyo por años y las derrumbaran, sin esfuerzo alguno. Sintió su garganta tensarse, pero en lugar de evadir la situación como solía hacerlo, se permitió permanecer en ese momento.

-Hinata... - murmuró Tsukishima, su voz más baja de lo habitual.El pelirrojo lo miró entonces, su rostro ligeramente enrojecido. No estaba seguro de qué había esperado que Tsukishima dijera, pero el tono de su voz había sido suficiente para que su corazón comenzara a latir más rápido.

Y antes de que pudiera detenerse, Hinata dio un paso más cerca, invadiendo suavemente el espacio personal de Tsukishima. Su proximidad hizo que el aire entre ellos se volviera denso, pero ni uno ni el otro retrocedió.

-No me gusta cuando te pones distante.- dijo Hinata, con una sonrisa nerviosa en los labios.- Me hace sentir que estoy molestándote.

Tsukishima dejó escapar un suspiro, algo que rara vez hacía. No quería alejarse, no esta vez. Antes de que pudiera decir algo, Hinata alzó la mano lentamente, dudando por un segundo antes de rozar la manga de Tsukishima. 

Hinata se inclinó ligeramente, con una timidez que contrastaba con el atrevimiento de su gesto anterior. Sus labios se acercaron lentamente a los de Tsukishima, quien, sorprendido al principio, no hizo ningún movimiento para detenerlo.

Cuando los labios de Hinata finalmente rozaron los de Tsukishima, el mundo pareció detenerse. No fue un beso apresurado ni torpe, fue lento, lleno de curiosidad y nerviosismo, pero también de una intensidad que sorprendió a ambos.

Tsukishima, después de unos segundos de inmovilidad, se permitió relajarse. Sus ojos se cerraron, y sus manos, que hasta entonces habían estado tensas a los lados de su cuerpo, subieron lentamente hasta el rostro de Hinata, profundizando el beso.

Hinata, lejos de retroceder, intensificó el contacto. Se inclinó más cerca, sus manos aferrándose con fuerza a los brazos de Tsukishima, como si temiera que este pudiera alejarse en cualquier momento. Sus labios se movieron con más urgencia, mientras sus respiraciones se entrelazaban en un ritmo apresurado y desordenado.

Tsukishima no estaba acostumbrado a este tipo de cercanía, pero había algo en la forma en que Hinata lo besaba que lo hacía bajar la guardia. Era suave y decidido al mismo tiempo, una mezcla de ternura y pasión que lo atrapaba por completo.

El beso, que comenzó tímido, se transformó en algo más. Las manos de Hinata comenzaron a deslizarse por la espalda de Tsukishima, acariciando su nuca con dedos temblorosos, pero seguros. La sensación del contacto de Hinata hacía que Tsukishima sintiera una electricidad recorrer su cuerpo. A pesar de la urgencia del momento, había una calidez que le resultaba desconocida, pero no incómoda.

Las respiraciones de ambos se volvían más agitadas conforme el beso continuaba. Los labios de Hinata se movían con una sincronía perfecta con los de Tsukishima, como si ambos hubieran estado esperando este momento durante mucho tiempo. Cada roce, cada caricia, era una declaración silenciosa de todo lo que no habían dicho en palabras.

Finalmente, cuando el aire comenzó a escasear, Hinata fue el primero en apartarse, aunque sus manos aún se aferraban a Tsukishima. El pelinaranja respiraba con dificultad, su rostro completamente sonrojado, pero con una expresión de satisfacción en sus ojos.

-Eso... fue más de lo que esperaba.- dijo Hinata entre jadeos, sonriendo con nerviosismo.

Tsukishima no dijo nada al principio, pero había una leve curva en sus labios que traicionaba su intento de mantenerse serio. Sin embargo, en lugar de soltar algún comentario sarcástico, simplemente se inclinó y apoyó su frente en la de Hinata.

-Eres un idiota.- murmuró Tsukishima, pero su tono no tenía el filo de costumbre. Era suave, casi cariñoso.

Hinata rio suavemente, todavía recuperándose del beso, pero disfrutando del contacto cercano.

No sabía qué significaba todo esto, ni qué pasaría después, pero en ese momento, bajo el cielo nocturno de Brasil, no importaba.

Todo lo que importaba era que, por primera vez, estaban juntos, de verdad.

Todo lo que importaba era que, por primera vez, estaban juntos, de verdad

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MJFF.

cortito, pero bonito.

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⏰ Última actualización: Oct 08 ⏰

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ᴇɴᴛʀᴇ ʟᴀꜱ ᴏʟᴀꜱ ʏ ᴇʟ ꜱɪʟᴇɴᴄɪᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora