El sol de la mañana se filtraba por las cortinas de mi habitación, bañando todo en una cálida luz dorada que, de alguna manera, parecía ir en contra de la tormenta de emociones que se desataba en mi interior.
Estaba sentada en el borde de la cama, mirando la maleta medio vacía que había dejado abierta sobre el suelo, como si estuviera esperando que una decisión mágica la llenara de ropa y me diera una respuesta clara.
Había intentado empacar más temprano, pero cada prenda que sacaba del armario parecía pesar más de lo que mi corazón podía soportar. Sostenía una camiseta de Max, una que solía usar para dormir, y la acerqué a mi pecho, cerrando los ojos por un momento, dejándome llevar por el olor familiar que aún quedaba en la tela. Recordé las noches en las que nos acurrucábamos juntos, en las que su voz suave me arrullaba hasta quedarme dormida, sintiéndome segura en sus brazos.
Dejé caer la camiseta en la maleta, pero no pude encontrar la fuerza para seguir. Todo dentro de mí estaba en conflicto. Quería estar con Max, quería enfrentar mis miedos y seguirlo hasta el fin del mundo, pero el solo pensamiento de dejar todo lo que había construido aquí, de sumergirme en su mundo de autos y carreras, hacía que mi corazón latiera con ansiedad.
Mis ojos se desviaron hacia la ventana, donde el cielo se teñía de colores claros mientras el sol comenzaba a aparecer. Sabía que Max me estaba esperando en el aeropuerto, probablemente con esa sonrisa que siempre lograba tranquilizarme, esa sonrisa que me decía que todo estaría bien, que siempre encontraríamos la manera de superar cualquier obstáculo juntos.
Pero en ese momento, no estaba tan segura.
Me levanté de la cama y comencé a caminar por la habitación, mi mente llena de recuerdos. Recordé todo lo que hicimos juntos desde la primera vez que nos vimos. Había sido uno de los momentos más felices de mi vida, y la idea de que podríamos tener más momentos así debería haberme dado el impulso que necesitaba para empacar esa maleta. Sin embargo, no era suficiente.
Cada paso que daba en la habitación, cada rincón al que mi mirada se dirigía, me recordaba por qué estaba tan asustada. Los coches, las carreras, la velocidad... todas esas cosas que eran una parte tan integral de la vida de Max eran, para mí, el origen de un miedo profundo e irracional.
Finalmente, me detuve frente al espejo, mirándome a los ojos.
¿Es esto lo que realmente quiero? Me pregunté en silencio. Pero, como tantas veces antes, no obtuve una respuesta clara. Lo único que sabía con certeza era que amaba a Max más de lo que podía expresar, y esa era la única razón por la que no había dejado todo a un lado y me había sumido en el miedo.
Sentí una lágrima resbalar por mi mejilla, y la limpié rápidamente, como si negarlo pudiera hacer que desapareciera. Pero sabía que no podía seguir ocultando lo que sentía. Era tiempo de enfrentar la verdad, por dolorosa que fuera. Respiré hondo y me acerqué a la maleta, cerrándola con un chasquido que resonó en la silenciosa habitación.
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Emails I can't send | Max Verstappen
FanfictionAddeline es una joven inquieta y con un alma insaciable, pero tiene un pasado trágico que no la deja seguir avanzando con su vida. Cuando cumple la mayoría de edad decide viajar con la idea de crecer y dejar las heridas del pasado atrás. Esperance...