Capítulo 2

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- Deberías ir con tus hermanas al camarote- me repite por quinta vez el moreno mientras camina escaleras arriba cogido de mi mano.

- Necesito estar segura con mi padre- susurro observando el comedor.

Todos están sentados con sus chalecos salvavidas puestos, agarrados a la mesa para no caerse y ser arrastrados por el suelo. Salomé está repartiendo comida en un intento de amenizar el ambiente, pero todos tenemos la misma expresión de terror en la cara.

- ¡Capitán!- él abre la puerta del puente de mando, donde están Julia y Julián junto a mi padre.- ¿Es verdad que está llevándonos al puñetero centro de una tormenta?- le pregunta a la vez que me deja al lado de la castaña, él avanza hasta ellos.

- ¿Vosotros qué hacéis aquí?- nos pregunta mi tío cabreado.

- Vamos a rescatar a unos chavales, no pasará nada- le responde como si nada mi padre.

- ¡Como no des la vuelta, moriremos!- elevo mi voz asustada sintiendo mis ojos picar y él se gira bruscamente a verme.

- No moriremos, Alba, respira- me pide y le lanza una mirada a Julia, provocando que esta me abrace y me obligue a agarrarme con ella al timón.

- Estoy contigo, ¿vale?- me asegura acariciando mis brazos, yo asiento.

- Intenta mover un cascarón de 500 toneladas y 75 metros de eslora en medio de un temporal de 35 nudos y ni rozamos la tormenta- le sigue discutiendo el chico.- Yo voy a ir- suelta convencido caminando hacia la puerta.

- Tú te vas al comedor o te bajo yo- le advierte Julián agarrándolo de la camiseta.

- Usted sabe que esta no es la forma más rápida de hacer un rescate- le insiste a mi padre.- Saldré con la zódiac, puedo ir y volver en la cuarta parte que lo haría usted y lo sabe.

- No vas a ir a ninguna parte, esos chicos son mi responsabilidad.

- ¿Y qué pasa con los 41 que están en este barco, de quién son?- se le encara sorprendiéndome.

- ¿Quiere morir?- le pregunto en voz baja a Julia, aunque ella es nueva y no nos conoce de nada lo mira de igual manera.

- ¿También se va a jugar sus vidas?

- Capitán, por favor- le suplica la castaña y él se gira a mirarnos, yo le asiento con mi cabeza.

- Rotundamente, no- pero él no hace caso y camina de nuevo hacia la puerta.- ¡Te lo prohíbo! ¿Me oyes, Ulises? ¡No!

- ¿Estás sordo?- le grita Julián agarrándolo de nuevo.- Es una puñetera orden.

- ¡Que me sueltes!- y eso hace.- Ni soy marino, ni usted es mi padre, ¿no?- él abre la puerta justo cuando un relámpago provoca que tiemble todo mi cuerpo.

- ¡Ulises, espera!- mi padre le tiende un walkie.- Dame en todo momento la posición, ¿eh? Y ten cuidado.

- Definitivamente quiere morir- susurro viéndolo salir por la puerta.

- ¿De dónde coño ha sacado el niñato ese el puñetero carácter?- se pregunta molesto mi tío.

- A mí me recuerda a ti- le contesto logrando que me fulmine con la mirada.

- Hija, ¿por qué no vas con tus hermanas?- me dice en un tono delicado mi padre.

- Ellas están juntas, no te voy a dejar solo- le contesto y él me sonríe levemente. No pude estar con mi madre cuando murió, no pienso separarme de él en estas circunstancias. 

- Aquí, Ulises, ¿me recibes?

- Te recibo- le contesta mi padre agarrando el aparato. El barco cada vez se mueve más.

El barcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora