Capítulo 3

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- ¿Mejor?- me pregunta Ainhoa acariciando mi espalda, yo asiento con mi cabeza bebiendo un poco más de agua.- Te juro que voy a matar a ese imbécil.

- Lo haré yo, tranquila- susurro mirándola de reojo.- O le torturaré obligándole a ponerse un bikini- sonrío levemente logrando que ría.

- Buenos días- anuncia mi padre bajando las escaleras, provocando que todos se levanten, excepto yo, pero sé que ahora mismo no me reñirá- Toma, cariño- él llega junto nosotras sentándose a mi lado y me tiende un limón cortado a la mitad.

- Papá...- le pide la morena alejándose cuando va a besarle la cabeza igual que a mí.

- Vale, vale- se rinde volviendo a abrazarme.- ¿Qué tal todo?

Ambos se meten en una conversación que no me apetece escuchar, por lo que me concentro en oler el limón y echar un poco de su jugo en el agua.

- Si pillo al desgraciado que te ha quitado el bikini, te juro que lo ensarto del palo mayor- con eso mi atención vuelve a ellos.- Y no como padre, sino como capitán- los ojos de la morena se abren levemente, relajándose segundos después.

- Bueno...- ella se levanta con una sonrisa nerviosa mientras acaricia su hombro.

- Fue Piti- informo sin más logrando que los ojos de Ainhoa se abran ahora como platos, mi padre se gira a mirarle.

- ¡Alba!- se queja ella, pero la ignoro susurrándole a mi padre.

- El idiota que llevó un chicle pegado a la frente- intento explicarle picando a mi hermana.- Creo que necesita llevarlo un mes entero...- y guiñándole un ojo sonríe enseñando sus dientes.

- Paso- bufa Ainhoa yéndose.

- ¿Tú cómo estás, cariño?- me pregunta, sus ojos están repletos de preocupación.

- Estoy mejor, papá, de verdad- lo tranquilizo besando su mejilla.

- Por favor, ten más cuidado de ahora en adelante- me pide, a lo que yo asiento.

Él no sabe lo que pasó en realidad, por el bien de Ulises decidimos mentir diciéndole lo torpe que he sido al acercarme tanto al borde.

- Lo tendré- prometo sonriéndole y dándole el último sorbo al agua.

- Por cierto, cariño...- antes de seguir observa todo nuestro alrededor, como si no quisiera que alguien escuche nuestra conversación.- ¿Valeria se sigue haciendo pis en la cama?

- No desde hace mucho- respondo confusa y él suspira preocupado.- Pero es una niña, papá, a veces pasa- le digo al comprender la situación.

- ¿Y qué debo hacer?- me pregunta completamente perdido, yo agarro su mano.- Ni siquiera me lo ha dicho, lo ha intentado ocultar con las sábanas para que no lo viera- antes de que pueda articular palabra comienza una carrera de preguntas.- ¿Le quito el agua por la noche?¿Le pongo un protector en la cama?¿Hablo con ella?

- Papá, tranquilo- sonrío calmándolo.- Tan solo cámbiale las sábanas y ya, de vuelta a la normalidad.

- ¿A la normalidad?- pregunta algo confuso.

- No le des importancia, los niños, si ven que los adultos le dan importancia a algo. creen que es porque es un problema- intento explicarle, sé que está asustado, todo esto era cosa de mamá.- Lo estás haciendo bien, papá- le aseguro logrando que sonría tímidamente.

- Ven- susurra abrazándome.- Gracias.

- Y ahora- suspiro separándome.- Iré a por un helado- él niega pero rápidamente asiente y yo me levanto besando su cabeza.- Cualquier cosa pega un grito, este barco es pequeño, te escucharé.

El barcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora