En cuanto llegamos a la puerta de clase tanto mi padre como Julián están intentando levantar a la fuerza a un par alumnos del suelo, todos están sentados en él y se quejan a gritos, incluida mi hermana.
- ¿Ahora qué pasa?- le pregunto a Julia quedando a su lado, tras el escritorio.
- Quieren elecciones, sí o sí- contesta nerviosa ojeando a Ulises, quien tensa de nuevo el cuerpo, trío amoroso bastante curioso.
- Por dios...- al ver que ambos adultos paran sin saber como proseguir elevo mi voz dando un paso adelante.- Esto es un barco, no una urbanización de vecinos- todos giran su cabeza para mirarme, unos nerviosos y otros enfadados.- Además, ¿qué pondréis?¿A un inmaduro de veinte años a cargo de nuestra vida?
- Alba- mi padre intenta callarme, pero yo aún no he terminado.
- Parecéis críos, a ver si espabiláis de una vez, el capitán tan solo intenta que nos mantengamos con vida y sanos el mayor tiempo posible. Ya no hay tierra, ni reservas suficientes, que os entre en la cabeza de una puñetera vez.
- ¡Alba!- esta vez eleva su voz, y con la mirada me manda irme, por lo que suspiro dando media vuelta y haciéndole caso.
Curiosa por la respuesta de mi padre me siento en una de las mesas del comedor, desde la que puedo observar a medias lo que pasa ahí dentro. Pero lo único que ocurre es más gritos y más tirones, hasta que un moreno habla irritándome.
- Capitán- Ulises se dirige a él directamente, por lo que se gira para mirarle.- ¿Ahora se hacen así las cosas en el barco?- todos callan para escucharlo y yo tan solo ruedo los ojos apoyándome en mis manos.- ¿A rastras y a empujones?
- ¡Sí!- le respondo yo entrometiéndome, a lo que él y unos cuantos más posan sus ojos en mí.- ¡Parezco yo más madura que todos vosotros juntos!- no da tiempo a que me digan nada, ya que con lo que va a hacer me es suficiente y bajo yéndome lejos.
Mis pies me dirigen a las escaleras, las cuales subo con lentitud, aún escuchando el barullo de abajo y termino en el puente de mando, donde en la mañana se quedó mi bloc de dibujo. Con fuerza resoplo provocando que mis labios hagan cosquillas y consigan relajarme un poco con el sonidito gracioso, mientras me vuelvo a sentar en la mesa, esta vez centrándome en captar las vistas que hay tras el cristal.
- Cariño- el suave tono de mi padre logra que despegue mis ojos del dibujo, que ya está casi terminado, no sé cuánto habrá pasado pero el atardecer empieza a decorar la estancia de un tono anaranjado.
- Hola- su mirada solo contiene dolor, lo que me hace sentirme la peor hija del mundo ahora mismo.- Siento haberme entrometido antes, yo es que...- las palabras se traban en mi boca y él me sonríe con debilidad sentándose a mi lado.- No te lo mereces, pa.
Él rodea con su brazo mis hombros acariciándome en el proceso mi mejilla, logrando con ello que le sonría devuelta.
- Te quiero, mi pequeña luz- hace mucho que no me llama así, por lo que sé al segundo que está completamente hundido.
- No tienes la culpa de nada, papá- sabiendo lo que ronda por su cabeza lo abrazo sin pensar.- Si te consuela yo habría sido más dura con Ainhoa. Y los demás son niños que aún no saben cómo llevar la nueva situación y les es más fácil unirse e ir contra el primero que se les pone delante.
- ¿Tú sabes cómo llevar esta situación?- pregunta curioso, en tan solo un susurro.
- No- respondo riendo sin gracia.- Pero sé dónde refugiarme sin herir a nadie.
- Es precioso- levanto mi cabeza para saber a qué se refiere, su mirada contempla cada detalle de mi dibujo.
- Sí...

ESTÁS LEYENDO
El barco
FanfictionAlgo ha sucedido en tierra pocas horas después de que el Estrella Polar zarpara de puerto. Los sistemas de navegación han dejado de funcionar tras una tormenta y Alba Montero tendrá que afrontar esta nueva aventura junto con su familia. Más cosas de...