Capitulo 54: Cenizas quedan

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La tirania era una palabra muy corta para el, decidio abandonar a las personas de bajos recursos condenandolos en la hambruna y negando cuidados de salud, el promedio de vida de esa region habia aminorado demasiado y la natalidad de igual forma, no se atrevian a traer a este mundo a un pobre niño a sufrir con ese shogun, la riqueza solo se observaba en la aldea principal, Zou era prospera y alegre ante la vista de los demas, solo una farsa ocultando el verdadero rostro de ese tirano, aquellos que habitaban la capital debian obedecer cada linea de ley que imponia, literalmente debian lamer sus pies para poder vivir bien, el poco y nulo apoyo de quien se suponia que era su protector hacia que muchos comenzaran a tomar odio, poco a poco la gente comenzo a levantarse en armas los cuales eran rapidamente aplacados por los guardias que el tenia en su poder, en su shogunato una tragedia marco para siempre el lugar, la eliminacion total de una de las aldeas al no poder pagar los impuestos provoco que aquella ira creciera más y más, una hermosa mujer de hermosos cabellos celestes se presentó en la capital buscando refugio y trabajo, de piel palida y enormes ojos azules encantaron a todo aquel que se atravesaba en su camino, se volvio cortesana en uno de aquellos burdeles del lugar, Orochi frecuentaba dichos lugares y ahi la vio, quedo embelesado al acto con tan bella mujer, de inmediato la pidio personal hacia el, cualquiera que se atreviera a tocarla recibiría la furia de el tirano en persona, la trato por un par de meses hasta que ella cedió a irse con el como su concubina favorita al castillo, el hombre corrió a las demas dejandola sola a ella con el, queria demostrar que en verdad la amaba, ella se mostraba encantada, cumplia con sus expectativas y obedecia sin rechistar todas sus peticiones, asi permaneció por  tres meses, el hombre jamás lo había sospechado, la mujer lo repudiaba y su plan estaba hecho, ella apoyaba a la revolución y decidió sacrificarse con tal de adentrarse al castillo, todo su itinerario, todo el mapa del castillo asi como los pasadizos secretos fueron desvelados por la hermosa mujer, el hombre tontamente le reveló todo a ella confiando en que no lo traicionaria, envío todo apice de información a Pedro quien estaba esperando la señal de ella, estaban decididos, dicho gobernante debia ser eliminado, ella suspiro largamente y tomo sus mejoras ropas y mas ligeras, el kimono era muy estorboso y no le ayudaria en lo que deseaba hacer, sus compañeros habian logrado bloquear la salida de emergencia hacia la montaña, segura de si misma y galante llegó a la habitacion de el donde la esperaba para comer y beber, pasar un buen rato, todo el castillo era de madera de roble pero altamente inflamable, en su poder algunas cerillas, usaria el sake del lugar, sirvio la botella a su copa quien estaba absorto con su belleza ignorando su cruel destino, ella se levantó y arrancando el kimono ante la sorpresa de los presentes tiro el alcohol en la alfombra de mimbre, con una hermosa sonrisa condeno a los presentes

-He aqui mi venganza, tu Orochi, pensaste que podias hacer y deshacer sin recibir consecuencias, gracias a ti perdi a toda mi familia y yo te haré pagar por ello- encendió todas las que pudo y las arrojo a esa alfombra, encendió al acto haciendo que todos comenzaran a correr, ella había logrado mojar muchas partes del castillo con ese mismo sake que el había disfrutado hasta el ultimo dia de su vida, en el lugar siempre se bebia asi que nadie sospecho del olor, alterado la vio como lo miraba con desprecio y una furia incontrolable

-Pagaras por lo que me hiciste a mi y a todos los que viven bajo tu yugo, malnacido- derramaba algunas lágrimas recordando a su familia quien también perecio ante aquellas llamas provocadas por los hombre mandados por su orden, intento huir encontrando solo bloqueadas las salidas, la mujer audazmente dejo una sola salida donde ella logro huir pero dejo entrar a los revolucionarios, ellos eliminaron a los soldados fieles al shogun cortando toda via de escape y esperanza en aquel hombre, de pronto lo vio, esa figura entre las llamas quien seria su verdugo, empuñando espada en mano estaba decidido en terminar con su vida

-Maldito!!!- exclamo al verlo, Pedro solo suspiro

-Creia que con esto podrian eliminarte pero se que eres peor que una rata, debo asegurarme que tu perezcas aqui y ahora aun si yo debo irme contigo- se coloco en posición, el hombre desesperado gritaba por ayuda de sus hombres pero ninguno respondía

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