Capitulo 56: Los exorcistas

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Su día había comenzado pacíficamente, la tenue luz del sol traspasaba entre la cortina y el vidrio de su ventana, logro llegar a su rostro cubierto de todos sus cabellos dorados, abría los ojos lentamente quejándose del repentino deslumbramiento, reacomodaba toda sus ideas con las que se fue a dormir, en esa ultima salida que tuvo con ellos logro ver a un espíritu en su entereza, algo que la ciencia en si no podía explicar el lo había visto completamente, sospechaba que no era la primera vez que lo hacían, se mostraban confiados y acostumbrados a ese ambiente, vio de reojo un broche de cruz roja sobre su escritorio, no dejaba de observarla aun recostado, tomo algo de aire, lo soltó lenta y pesadamente

-¿No sigues aquí verdad?- se preguntaba a si mismo acomodando su embarañada cabellera, se levanto sin muchos ánimos pero no podía disfrutar de una tranquila mañana ya que el siempre se la interrumpía abruptamente, se rascaba uno de los ojos buscando deshacerse de esa lagaña traviesa que molestaba su parpado, estaba sentado en su cama mientras que con la vista buscaba su cambio ese día, frustrado tomo la mascara que estaba junto al dicho broche y se dispuso a salir de su habitación, a diferencia de su cuarto había un desorden en la sala mientras que veía con desprecio a su progenitor balbuceando y quejándose de una cruda, el hombre había bebido demasiado esa noche haciendo que el chico decidiera dejarlo solo con sus zandeces cuando comenzó a gritar de manera violenta su nombre y razón de su miseria, no podía evitar sentir ese terrible sentimiento de odio y desprecio hacia aquel hombre pese a ser su padre se había encargado de hacer nacer ese sentimiento en el y lo hacia muy bien, para lo único que buscaba conversar con el era para que lo ayudara en su negocio de ramen que tenia y como gran cocinero prácticamente lo obligaba con frases como

"En esta vida nada es gratis"

"Para vivir aquí debes trabajar"

"Esto es para lo único que sirves"

Habían pasado años escuchando las mismas y estúpidas frases escupidas por su progenitor, no podía negar que antes le dolían y pesaban en el alma pero toda esa tristeza se convirtió en odio al pasar de los años, el joven avanzo pateando toda la basura y mierda que el hombre dejo tirada en la sala, una de esas botellas hizo gran escandalo despertando al crudo susodicho

-Que carajos!!! Cállate!!! ¿Acaso no puedes ni guardar silencio? Eres un inútil- se quejo al saber el responsable del ruido, gracias a esa mascara rayada de líneas blancas y celestes ocultaban toda expresión que el tuviera en ese momento

-Y yo no pienso limpiar tus porquerías, voy a estudiar- no tenia ningún tacto al tratar con el y se rehusó a recoger algo de lo que el había provocado en el lugar, sin importarle su queja anterior se marchaba con todo el ruido posible, enojado sujeto una botella entrado en furia

-Solo por eso te dejo ir, descanso de tu asquerosa presencia, no puedo esperar cuando te gradúes y te vayas de esta casa, pedazo de inútil- la arrojo hacia su dirección al suelo, el joven solo le dio la espalda y cerro con fuerza la puerta para provocar mas ruido, sabia que eso lo torturaría mas y su intención era hacerlo, ¿Que pasaba por su cabeza? ¿Como puede hablarle así a su hijo? Fueron algunas de las preguntas que el hace mucho tiempo le había formulado a ese terrible hombre para solo recibir en lo que para el en la actualidad sonaba como una estúpida respuesta justificando su odio a la vida

"Porque naciste"

Aun tenia marcada esa simple frase en su mente y corazón, simplemente nunca lo quiso, era anormal en un padre o eso pensaba, tal vez era el único que lo vivía pero no era verdad, había encontrado un refugio en la escuela que entre platica y platica encontró a otros con el mismo problema, no era el único que tenia un padre imbécil, los demás por razones diversas sufrían sus maltratos psicológicos incluso físicos de aquellos a los cuales se rehusaban llamarle padre, comenzó a juntarse con ellos resentidos de la vida, solo quería escapar de esa terrible realidad y la había encontrado, las peleas callejeras eran difíciles y peligrosas pero no le importaba, no encontraba razón para seguir soportando al hombre que lo esperaba en esa oscura casa que no podía llamar hogar, en algún momento pensó que si lo veía realmente lastimado el se compadecería aunque fuera un poco pero no fue así, su expresión al verlo lo decía todo, su rostro solo reflejaba indiferencia hasta incluso un deseo de el porque no estaba muerto, eso le confirmo por lo que tantos años deseaba saber pero no se atrevía a preguntar

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