Llegamos a la fiesta y a medida que avanzaba la noche, la energía del lugar y las conversaciones con mi amiga y los demás me envolvieron por completo. La música estaba fuerte pero tampoco tanto, era un volumen perfecto. Aunque, a pesar de que todavía sentía una ligera sombra de cansancio, el ambiente me estaba ayudando a desconectarme cada vez más de mis pensamientos negativos.
Yo estaba más que nada con Emilia ya que era con la que más confianza tenía y una de las únicas a las que conocía, aunque en algunos momentos de la noche ella y Mauro se escapaban para bailar algún que otro tema ellos dos solos por un rato y después volvían con nosotros.
De todas formas, ese bienestar no pudo durar mucho; ya que mientras estaba bailando con Emi, pude notar como alguien al fondo que me estaba mirando fijamente y al forzar más mi vista enseguida reconocí quién era. La persona a la que pensé que nunca más iba a cruzarme y a la que menos quería ver en estas alturas de mi vida, estaba acá, en la misma mansión, a menos de 20 metros de mí, mirándome fijamente.
Emilia: EYY. -Gritaba moviendo su mano de derecha a izquierda al frente de mi cara.-
Rubí: Ehhh... Sisi. Que pasa? -Dije saliéndome de mi trance.-
Emilia: Rubí, qué viste boluda? Tenías una cara como si hubieses visto un monstruo. -Preguntó mirándome preocupada.-
Rubí: Nada, nada pero te puedo preguntar algo?
Emilia: No te creo, pero sí, qué pasa?
Rubí: Disimuladamente. Quién es el tatuado del fondo que nos está mirando?
Emilia frunció el ceño y miró hacia atrás para mirarlo.
Emilia: El C.R.O? -Preguntó volviendo hacia mi.-
Rubí: No sé, el de tatuajes y pelo negro.
Emilia: Ahh si. Es el C.R.O, es amigo de Mauro. -Me respondió.-
Rubí: Cómo se llama? -Dije rápido casi no dejándola terminar de hablar.- Corte, su nombre real. -Dije un poco nerviosa.-
Emilia: Tomás. Por?
Al escuchar ese nombre abrí los ojos como platos pero todavía tenía esperanzas de que no sea él.
Rubí: Tomás cuanto? -Pregunté más nerviosa todavía.-
Emilia: Tomás Campos creo. -Respondió un poco dudosa.-
Si. Definitivamente era él.
Emilia: Por qué preguntas tanto sobre él? -Preguntó mirándome pícara.-
Rubí: Ay.. que pelotuda que sos Emilia... -Dije empujándola despacio por el hombro.- No es por eso. Te acordas la otra vez yo te había contado sobre un Tomás y..
Emilia: No me digas que el Tomás que es... ESE TOMÁS? -Dijo en un tono más elevado señalando con su cabeza a Tomás, totalmente sorprendida.-
Rubí: Si es él.... Nos podemos ir a para otro lado es que... lo que menos ganas tengo es de verlo...
Emilia: Sisi obvio vamos. -Dijo agarrándome de la mano para llevarme hacia la parte de afuera la mansión.-
Salimos de la mansión y nos sentamos en el cordón de la vereda, donde la música era más suave y el ambiente más tranquilo y vacío. La noche era fresca y el aire me ayudaba a despejar la mente.
Emilia: Qué pasó tan grave entre ustedes dos? -Preguntó mientras nos acomodábamos en suelo.- No me contaste mucho la otra vez. -Continuó.-
Emilia era mi mejor amiga, y una de las únicas desde que llegué acá a Buenos Aires. Nos conocimos al poco tiempo que llegué y al igual que yo, ella también era nueva en la ciudad. Así que pegamos onda bastante rápido y nos teníamos mucha confianza una a la otra, ella era a la única a la que me animé a contarle una parte sobre lo que pasó con Tomás años atrás...
Rubí: Bueno.... es una historia un poco bastante larga... Hace unos años tuvimos una relación que no terminó nada bien... Los dos hicimos cosas que nos lastimaron mucho y preferiría no tener que lidiar con él ahora... -Dije tratando de zafarme de una explicación más profunda y detallada.-
Emilia: Entiendo.... Si te sirve de consuelo, no parece que él esté buscando problemas ahora. Solo estaba ahí mirando. -Dijo acariciando levemente mi espalda intentando calmarme.-
Rubí: No me importa si está buscando problemas o no, es solo verlo lo que me incomoda. No estoy preparada para eso todavía...
Emilia: No te preocupes, estoy acá para que te sientas mejor. Vamos a disfrutar el resto de la noche, si? -Dijo con una sonrisa tranquilizadora.-
Rubí: Gracias Emi... -Dije abrazándola.- Te quiero mucho.
Emilia: Yo más linda. -Dijo devolviéndome el abrazo.- Ahora vamos a levantarnos y volver a adentro. -Dijo parándose y estirándome su mano en forma de ayuda para que me levante con ella.- Ignorando completamente a Tomás, olvídate de que él está acá.
Una vez que entramos, nos pusimos a conversar y de vez en cuando bailábamos tratando de distraernos de la presencia incómoda de Tomás. Mientras la noche avanzaba, logré recuperar el buen ánimo y disfrutar del ambiente. Aunque la situación con Tomás seguía en mi cabeza, el apoyo de Emilia me estaba ayudando a sobrellevarlo bastante.