Capítulo 19: Opciones

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Punto de vista Sarocha Chankimha

- Eso es todo, estamos aquí. – dijo Natasit después de asomar la cabeza en nuestra cabaña.

Fueron unas 8 horas de vuelo, y debí haber dormido unas 5 o 6, así que descansé bien. Me levanté del asiento después de que Natasit estuvo fuera de mi vista y caminé hacia el lugar donde estaba Becky.

Ella estaba durmiendo, y confieso que me dio pena despertarla, porque era muy linda cuando dormía. Pero ya habíamos llegado y no me quedó más remedio que despertarla.

Me arrodillé junto a ella y sacudí suavemente su brazo, lo que por alguna razón fue suficiente para despertarla. Becky se despertó un poco asustado y yo solté una risa nasal ante eso.

- No sabía que dormías tan ligero. – dije y me levanté.

- Y no lo hago. – Se quitó el cinturón protector y se levantó lentamente. Terminé tomando su mano para ayudarla a levantarse, ya que todavía estaba un poco somnolienta. – Yo solo... – Se levantó por completo y casi se cae, pero la atrapé y, como siempre, nuestras caras estaban muy juntas. Normal - me despierto fácilmente cuando estoy en lugares en los que nunca antes había dormido. Creo que mi cerebro sospecha. – dijo, me reí alejándome un poco. – ¿Ya llegamos?

- Sí. – Dije y ella miró a su alrededor, todavía un poco somnolienta. – Becky, ¿cuánto tiempo dormiste?

- Creo que solo dormí realmente cuando ya casi estábamos aquí. – Dijo pensativamente.

- Sígueme. – La jalé de la mano hasta que estuvo muy cerca de mí, como antes. – ¿Necesitas ayuda para caminar sin caerte o quieres que te tire agua fría en la cara?

- Bestia. – Ella se rió. - Prefiero la primera opción

- Excelente. – Le rodeé la cintura con uno de mis brazos hacia un lado. – Pasamos por una cafetería antes de dirigirnos al hotel.

- Es una buena idea. – Dijo y comencé a caminar mientras la ayudaba a no caer. – Sabes... Me siento como una chica borracha a la que su amiga sobria está ayudando a salir del club, y antes de eso estaba llorando y vomitando por mi chico que me engañó con mi prima.

- Cielos. – Reímos. – Qué específico.

- Sí, lo sé. – Dijo después de reírse también. – No necesito ayuda para caminar, en este caso, pero si eres tan amable, estoy feliz de no tener que hacer ningún esfuerzo.

- Tal como dijiste, estoy bien. – dije convencido y ella me dio una ligera palmada en el hombro. – ¿Vas a bajar las escaleras sola o tendré que cargarte?

- Esta vez iré por la segunda opción.

- ¡Esta bien! ¡Vaga! – dije incrédula, y ella se rió.

- Tú fuiste quien preguntó. – Dijo riendo. – Pero bueno, entonces iré solo. – Intentó quitarme el brazo de su cintura, pero no la dejé.

- Tú elegiste, tengo que cumplir. – dije, parpadeé y le di la espalda. - Sube allí.

- ¿A tus espaldas? – preguntó

- Sí. – Reí – Sube ahí

La sentí colocar una mano en cada uno de mis hombros, tomar impulso y saltar sobre mi espalda. Sostuve sus muslos y ella abrazó mi cintura con sus pies y mi cuello con sus brazos.

Comencé a bajar las escaleras del jet, que nos llevarían afuera.

- Me siento como un mono bebé. – dijo y yo me reí.

- ¿Entonces soy tu madre? – pregunté en broma, y ​​ella solo se rió; no respondió. – Espero que no, porque no puedo salir con mi hija.

- No estamos saliendo. – Dijo cerca de mi oído, y sentí sus piernas alrededor de mi cintura apretarse más. En esos momentos solo quería ver tu cara.

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