Capítulo 10: Poder

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Punto de Vista Rebecca Armstrong

- ¿Si escucho qué, Uareksit? – Sarocha repite la pregunta, en su tono tranquilo y frío, caminando lentamente entre las personas que estaban apoyadas contra las paredes con la cabeza gacha. Ella deja de caminar cuando se acerca a Natasit y se para frente a él, en una postura recta con los brazos detrás de la espalda.

- Suppapong llamó gatita a la señorita Armstrong. – responde Natasit, siendo el único que tiene la cabeza levantada.

- ¿Y es eso cierto? – Pregunta y Natasit asiente. Sarocha se da vuelta y comienza a caminar hacia Saint. Veo que tan pronto como ella se da vuelta, Natasit vuelve a bajar la cabeza. - ¿Eso es verdad? – Le hace la misma pregunta, solo que a Saint, parándose frente a él de la misma manera que se había detenido frente a Natasit.

- Sí. – Responde, siendo el único que tiene la cabeza levantada.

- ¿Y eso le molestó? – pregunta Sarocha, sin dejar nunca de lado su tono tranquilo y frío.

- Yo-yo... no lo sé. Realmente no lo sé. – Responde, y puedo sentir el miedo proveniente de él. Extraño.

Veo el momento en que Sarocha se gira hacia mí y comienza a caminar, de la misma manera que antes: pasos lentos y tranquilos.

Cada vez que caminaba, lo único que se podía escuchar era el sonido de sus tacones golpeando el suelo con cada paso que daba Sarocha.

De la escena anterior, me asusto un poco de su acercamiento y bajo la cabeza, mirando mis pies. Al ver mi miedo, porque Sarocha está de espaldas a los demás y ellos tienen la cabeza gacha, en cuanto se acerca a mí y se detiene frente a mí, Sarocha lleva su mano a mi barbilla y levanta mi cabeza con sus dedos, y Siento su toque delicado.

Algo que rara vez había visto demostrar a la pelinegra.

- ¿ Cómo estás? ¿Dormiste bien? – Pregunta con calma, sin el tono frío y mirándome a los ojos. Terminé encontrándolo un poco extraño, tanto por la escena anterior como por el hecho de que, la última vez que hablamos, Sarocha fue un poco grosera.

- Estoy bien. – digo con calma y siento que Sarocha quita su mano de mi barbilla.

- ¿Y dormiste bien? – Repite la segunda pregunta.

- El colchón es bueno. – Respondo y escucho su débil risa.

- Excelente. – Dice con una pequeña sonrisa en su rostro. – Becky, voy a necesitar mucha cooperación de tu parte ahora mismo y, por favor, no mientas para que Saint pueda salirse con la suya.

- ¿ Cooperación en qué? – Pregunto un poco curioso, pero ya sabía lo que probablemente vendría.

- En algunas preguntas. Sólo necesitas responder sí o no. – dice Sarocha, juntando nuevamente sus manos detrás de su espalda, y pienso un poco.

- Eso depende, ¿y si necesito explicar el motivo de mi respuesta? – Me digo más a mí mismo que a ella, y vuelvo a escuchar su débil risa.

- Sólo necesitaré tu sinceridad. Sólo eso. – Dice y yo asiento con la cabeza, para que entienda que yo entiendo. – ¿Te gusta cuando los hombres te llaman gatita?

- No

- ¿Y te sintió incómoda que Saint te llamara así?

- No. – Respondo y veo su cara pasar de la calma a la sorpresa.

- Está bien, cambio de planes. ¿Te importa si te hago una pregunta que necesitas explicarme? – pregunta y yo niego con la cabeza. ¡Ja, lo sabía! – Genial... – piensa un poco. – ¿Por qué no te sentiste incómodo con él?

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