Que tu destinado se transforme en tu amigo y no el alfa por quien enamorarse, es un evento cómico en la vida de Jimin. Pero cuando ve aquel alfa de pelo negro sentado en el sillón de su casa; caer por amor empieza a sonar muy tentador.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━━━━༻❁༺━━━━
—Me toca —digo, ocultando mis manos heladas en los bolsillos donde están los paquetes de calor.
—Muy bien — Jungkook asiente, colocándome bien el gorro.
La nieve ha cubierto toda la calle fuera del recinto de patinaje, así que, estamos sentados en los sillones de la entrada esperando a que inicie mi entrenamiento. El lugar está cálido por el calefactor, pero todavía mi cuerpo tiembla.
Un año atrás, eran Tae y Dahyun con quienes hacía tiempo en el mismo lugar. Ahora, estoy con un alfa que conocí hace casi dos meses; quien veo casi, o bueno, todos los días... ¡Y hablo todos los días!
¿Me disgusta? No lo sé. Oh, está bien, sí lo sé, pero aún no diré nada. ¿Me molesta? Un poco. No me agrada cómo mi cuerpo, mi olfato y mi lobo se han acostumbrado a sus feromonas; y el efecto que tiene en mí. Es demasiado, aun así, no daré un paso atrás, eso sí lo sé.
Inclino la cabeza.
—¿Quién fue tu primer beso?
Percibo el malestar asentándose en mi estómago. Y aunque mi omega está en sus cuatro patas en alerta, intento ignorarlo. Veo como el amplio cuerpo de Jungkook se vuelve acomodar en el amplio sillón mientras se toca los piercings.
—Esto... —empieza y se aclara la garganta. ¿Qué? ¿Por qué le incomoda a él responder? —. Fue con un amigo.
—¿Amigo? —pregunto de inmediato—. ¿Solo un amigo?
—Sí —responde con volumen.
Por su aroma sé que dice la verdad, pero también detecto nerviosismo. Hay algo que no me está constando y quiero saberlo... ¡Ya!
—Y ¿cómo fue?
—Esa es otra pregunta —señala él, acariciando una mejilla con su dedo índice, el cual sigue frío—. Es mi turno.
Me aparto con ceño fruncido.
—Van de la mano —Corro la mirada para fijarla a los grandes ventanales que dejan ver la calle nevada—. ¿Acaso no quieres decirme? —hay un tono acusador en la frase que no puedo esconder, aunque quisiera.
—No —Jungkook niega con fuerza su cabeza. Elevo una ceja—. Lo que quiero decir es que no tengo problemas en decirte, solo que mi primer beso no es algo que quiera siempre recordar.
—¡Ya dime! —chillo, agarrando los cordeles de su chaquetón negro.
Jungkook sonríe divertido, para luego exhalar y decir:
—No quiero ningún comentario después de contarte —Asiento, volviendo a mi lugar—. Tenía once años y todos mis amigos, de aquel tiempo, llegaban al descanso de las clases a contar con cuántos omegas ya se habían besado. Mis padres siempre me aconsejaron que mis primeras veces fueran especiales, y que no escuchara las opiniones. Ya sabes: que los alfas deben tener experiencia.
