Que tu destinado se transforme en tu amigo y no el alfa por quien enamorarse, es un evento cómico en la vida de Jimin. Pero cuando ve aquel alfa de pelo negro sentado en el sillón de su casa; caer por amor empieza a sonar muy tentador.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━━━━༻❁༺━━━━
Presiono con suavidad mi labio inferior para contener la risa, y Jungkook se da cuenta de mi gesto mientras pasa la mirada sobre su hombro; con su cuerpo ocultando mi figura de la vista del joven alfa responsable de la entrega de patines.
Apoyo una mano en su antebrazo, en un intento de calmar el tono agrío de su aroma y que se vuelva un poco más dulce. Pero es inútil cuando el otro alfa vuelve a hablar.
—¿Quieres que ayude a tu hermano?
¡Oh, por favooor!
¿Acaso este chico carece completamente de sentido del peligro? Jungkook está al borde de lanzarse sobre él, y si su expresión facial no fuera reveladora en sí misma, el cómo cambia su olor y se vuelve más fuerte proporciona pistas bastante evidentes.
Con un tirón agresivo y un gruñido ronco, mi alfa le arrebata los patines de las manos.
—Yo me ocuparé de ello —declara con tono rígido—. Además, mi omega no requiere de mucha ayuda —añade, subrayando "mi omega" de una manera que hace que mi lobo ronronee y, finalmente, asusta al otro alfa.
Nos dirigimos hacia los asientos asignados para colocarnos los patines, con Jungkook llevando ambos pares consigo.
—¿Quieres que te ayude? —pregunto al sentarme.
Él baja la mirada.
—Sí, por favor —Aunque aún percibo su enfado por lo sucedido, hay una suavidad en su voz al responder—. Y quizás un beso también me haría bien.
Dejo escapar una risa suave.
—Para que sepas, no me gustan las parejas celosas.
Bufa al dejar los patines en el suelo y luego se sienta a mi lado.
—No mientas —Él sonríe, acariciándome la mejilla—. Pude oler cuánto te gustó verme celoso.
Le pincho el pecho con un dedo, negando con la cabeza.
—Cállate, o no te ayudaré.
—¿Pero me vas a dar el beso?
Tomando su cara con mis manos, me empujo hacia adelante. Dejo un breve beso en sus labios antes de que Jungkook, con firmeza, atrape mis mejillas, provocando que forme un ligero puchero antes de que nos sumerjamos nuevamente en otro beso. Repite este juego una, dos, tres... y hasta cuatro veces, hasta que nos separamos entre risas.
