Capítulo II

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Bostezó y se estiró, le dolía demasiado la espalda por estar en la misma posición durante toda la noche porque la hermosa persona que tenía de novia era alguien que se movía demasiado al dormir lo que la hizo estar en la misma posición para no molestarla todo el tiempo.

Eso la llevó a estar con dolores en todo el cuerpo y eso que cuando se estiró pensó que iba a mejorar fue todo lo contrario, sintió un dolor tan fuerte que estuvo al borde de gritar pero se cubrió los labios para no hacerlo ya que sería un completo alboroto.

Además de que ya sabía la reacción que tenía la contraria cuando se quejaba, parecía que el mundo se iba a acabar y lo mejor que podía hacer era mantener el silencio que había tenido durante toda la noche.

Cuando llegaron al departamento no habían hablado mucho, solo lo suficiente para saber algunas cosas y ya al llegar comenzaron a hablar de absolutamente todo como si se acabaran de conocer, incluso aquellas historias que conocían la repitieron varias veces y se sintieron como si fuera la primera vez que la escuchaba.

Un sentimiento y una sensación que nunca se le va a olvidar.

Logró sentarse y miró hacia todas partes, le sorprendí a lo ordenada que era porque desde que conoce a Tzuyu sabe que esta no es muy buena en cuanto a organización y de hecho tuvo curiosidad de abrir los cajones para saber cómo tenía ordenada la ropa pero se limitó porque ella es obsesiva.

Si veía algo que estaba mal no podía evitar quitarlo todo y acomodarlo porque es algo que no estás en ella, parece que lo ha heredado de su madre.

"Buenos días". Susurró y de pronto se dio cuenta de que había alguien que faltaba, Tzuyu no estaba a su lado y tampoco se escuchaba en alguna parte de la casa por lo que se tomó el tiempo de buscar su cepillo de dientes para ir hacia el baño.

Estaba medio dormida así que tampoco es que escuchaba mucho y no estaba atenta de las cosas, por lo que no se percató de que no trancó la puerta al entrar al baño y cuando estaba ahí decidió que lo mejor que podía hacer para despertarse era darse un baño.

Sus ojos se desviaron a una toalla que parecía no haber sido usada y la tomó entre sus manos inspeccionándola en cada parte para posteriormente darse cuenta de que efectivamente no era de nadie.

Lo bueno es que era un gasto menos y así podría ahorrarse un poco de dinero antes de buscar trabajo.

"¿Dónde está el jabón?". Se preguntó en voz alta y al abrir la llave se dió cuenta de que no había agua, pensó que tal vez había ocurrido un problema y que por esa razón es que no había. Lo que la llevó a volver a la habitación y una de las malas costumbres que tenía es que la mayoría del tiempo estaba desnuda en su habitación.

Estaba tan acostumbrada a ellos que no se percataba ni se daba cuenta de que lo estaba, así que en su cabeza todo era normal; sin embargo, para la persona que acababa de abrir la puerta con un plato de comida en las manos no era para nada normal.

Tzuyu abrió los ojos como platos y casi se desmaya, aún así su vista pasó por todo el cuerpo de su novia y luego se dio la vuelta sintiéndose mal consigo misma por haber actuado de esa forma.

Sana se miró, luego a la puerta y por último a su novia que estaba de espaldas, cómo pudo salió corriendo al baño como si se tratara de un ratón que lo acaban de descubrir y lo único que asomó fueron los ojos.

"Ho-hola". Balbuceó el saludo. "No sabía que estabas aquí".

"Vivo aquí". Dijo con obviedad. "Pero no te preocupes no es como que sea la primera vez que te veo desnuda".

Minatozaki desvió la mirada recordando las tantas veces que le había visto desnuda durante videollamadas y frunció las cejas, nunca en toda su vida había pasado tanta vergüenza como lo está pasando ahora.

"Así que no te preocupes todo está bien".

"Pero es la primera vez que me ves en vivo y directo obvio me voy a sentir avergonzada". Replicó el tono de voz que tenía la contraria actuando como si estuviera tranquila cuando en realidad quería salir corriendo de la vergüenza.

"Ay mi amor". Volteó y la mayor se volvió a esconder. "San-". Antes de que pudiera abrir la puerta del baño se escuchó el seguro.

"Eso lo vamos a dejar para después, por ahora por favor deja la comida en la mesita y sal para poder vestirme porque la ropa la he dejado afuera". Se llevó las manos al rostro haciendo todo lo posible para poder cubrirselo por la vergüenza que estaba pasando y eso que nadie le estaba viendo.

Estaba al borde de llorar y no podía hacer nada más que esperar a que la contraria decidiera salir.

"Bebé paso por aquí para decirte que todo va a estar bien y ya me voy". Todo se quedó en silencio y de la nada se escuchó la puerta cerrarse, desde ayer parecía que todo lo que tenía que ver con ella significaba cambios radicales y extraños.

Por ejemplo cuando se hablaron por primera vez ambas se percataron de la diferencia que había de hablarse en persona que en teléfono, además de que amas podían ver sus expresiones y sobre todo que se sentían de una forma diferente.

Hubo un momento en el que amas hasta miraron el teléfono como si estuvieran esperando la respuesta de la otra cuando ya se encontraban frente a frente y le resulta extraño.

Sabían que iba a ser un cambio radical pero tampoco que les iba a costar tanto ni mucho menos. También es que solo llevan un día de convivencia y de hecho ni siquiera un día completo, en la noche durmieron pero tampoco se tocaron, estaban frente a frente mirándose y luego cuando se despertó estaba en una posición completamente diferente.

Tenía que hacer todo lo posible para intentar que la convivencia no fuera tan incómoda y tenía varias ideas que iba a implementar todos los días durante la semana.

"Ya puedes pasar". Se acomodó en la cama y la contraria llega con una gran sonrisa. "No sabía que tenías esas habilidades culinarias".

Se sonrieron y a pesar de que el día no había comenzado de la mejor forma posible se dieron cuenta de que a partir de ahora todo iba a ser perfecto porque ya se encontraban juntas.

El mayor reto que han pasado en toda su vida ya se había hecho realidad y aunque había costado demasiado tiempo lo habían logrado, ahora lo único que faltaba era que la convivencia no fuera tan incómoda y sobre todo que poco a poco esa pena se fuera disipando hasta desaparecer por completo.

"Creo que no te lo he dicho todavía de cara". Tzuyu la miro extrañada porque no sabía a qué se refería. "Te amo". No pude evitar sonreír y la otra tampoco.

Su mirada se conectaron y en medio hubieron explosiones de fuegos artificiales, estaban más enamoradas que nunca y ahora que podían hacer todas las cosas que se habían limitado por tanto tiempo al no estar en persona iban a ir apareciendo poco a poco al punto en el que se volvieran cotidianas como en algún momento llegó a ser las videollamadas o llamadas por las noches.

Era un gran y nuevo comienzo que iba a dar pie a lo que se venía.

love line ; 𝘀𝗮𝘁𝘇𝘂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora