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Después de cinco meses, todos los preparativos para la llegada del heredero estaban listos, y durante la madrugada nació el angelito.

El parto fue atendido por una partera íntima de la realeza, nació pesando tres kilos y quinientos gramos, el nacimiento dio a luz a una gran celebración en todo el reino, festejando la llegada del que algún día reinará la nación.

El día siguiente del nacimiento, Chishiya no observó el rostro del niño, no sentía calidez alguna, cada día que pasaba, sabía que se acercaba más al momento en el que daría el primer gran paso.

-- ¡Mi amor! ¡Quiero que mires a nuestro hijo! ¡¿Porque lo rechazas?! -- Gritaba una reina, mientras una de las doncellas que cuidaba de la mujer le rogaba que descansará y no se esforzará al gritar.

Chishiya no respondió, no tenía excusas ni tenía ganas de esforzarse en discutir, la reina se quedó maldiciendolo cuando lo vio salir de la habitación.

El rey no sabía nada sobre el príncipe de los demonios, más se había enterado que el padre de este estaba viéndose débil gracias a una enfermedad que le golpeó repentinamente.

Con la llegada de su hijo, lo había tomado como excusa para prohibir la entrada a toda especie que no sea un ángel influyente en la realeza.

Sabía de él hombre lobo, y de un brujo en el área subterránea del palacio, dentro de los calabozos, pero aquellos no les importaba mucho, eran muy débiles como para hacer algún cambio drástico.

A su parecer, no había de que preocuparse, tenía que esperar el momento exacto para actuar, las cosas se acomodarian a su favor, y lo sabía muy bien.



Un pelinegro estaba acorralado en uno de los rincones del calabozo, mientras sentía las manos frías de su mejor amigo sobre su cintura, y los labios de este mismo haciendo un camino de besos sobre su cuello.

Después de nueve meses encerrados en un calabozo, sin ver la luz del sol, sus pieles se habían palidecido, y sobre todo; No habían tenido nada interesante dentro del tema de lo sexual, era como una necesidad carnal que tarde o temprano se desataria, y más entre dos jóvenes.

Aún que Arisu no sentía aquel deseo no podía evitar sentirse cálido por las caricias del rubio, más no quería ceder ante los deseos carnales que se le proponían.

No se sentía listo, y no quería lastimar la amistad que tenía con un desliz gracias al encierro.

Y si los guardias que protegían la entrada de el calabozo se percataban de lo que hacían les iría mal.

Y intentaba explicar aquello con palabras al rubio, más parecía no lograrlo, su voz no salía, de su boca no salian nada más que gemidos.

Hasta que logró apartar al hombre lobo.

-- ¡Detente! .. -- Pensó por un momento sabiamente las palabras que utilizaría, no quería dar inicio a un mal entendido -- No es adecuado hacer eso, saldremos más pronto de lo que te imaginas de aquí, y podrás volver con Emmi y hacer.. Eso. -- Decía nerviosamente, intentando verse seguro y transmitir lo mismo.

-- ¿De verdad sigues pensando que vamos a salir? Vamos a morir aquí tarde o temprano nos dejarán sin agua o sin comida, ese es nuestro destino, y..Sigo creyendo que es tu culpa, así que tan siquiera déjame disfrutar los días que me quedan de vida -- Decía el hombre lobo soltando un chasquido de lengua.

-- Deja de pensar así.. Yo no quiero eso, y no lo haré, no contigo, no te veo de esa forma, y se que tu tampoco. -- Sentenció Arisu.

-- Quizás tengas razón, pero.. -- El hombre lobo no sabía que palabras soltar, comenzaba a sentir un cariño distinto por el pelinegro, quizás era por las incontables veces que había recibido palizas por los guardias y el ángel siempre iba a curarlo y a arroparlo con sus alas, o quizás simplemente por el encierro, en nueve meses había sido la única persona que estaba a su lado, así que  era inevitable no sentir más apego, habían sido mejores amigos desde la secundaria.

Siempre fue mas rudo con Arisu que con Chota, pero era quizás porque siempre quiso más a Arisu, no era por aquella tontería de "siempre hay un dúo dentro de un trío" apreciaba a Chota, como su amigo, siempre habían sido el trío perfecto, siempre se necesitaba un chistoso, un infantil y un maduro que guiará a ambos.

Pero no se trataba de preferencias, quizás era algo más profundo, que se negaba a catalogar como amor.

Sabía que nada se iba a dar entre ellos, y si lograban salir, volverían a ser el mismo trío de amigos (en caso de que Chota siguiera vivo a estas alturas).

Arisu también estaba consciente de eso, y si ambos lo estaban..

-- Sabes que saliendo de aquí todo volverá a ser igual, solo podemos..Entretenernos un rato aquí, y olvidarnos de todo después, nadie podría culparnos. -- Solto el hombre lobo, sin observar al ángel de frente.

De un momento a otro, el pelinegro acepto el trato, ambos besaban los labios del otro, se volvió una guerra de lenguas en la que Karube iba a ganando.

El ángel se subio al regazo del rubio, mientras este agitaba su cola de un lado a otro, reaccionando a cada beso que recibía.

-- Te prometo que te protegeré, el tiempo que nos quede. -- Susurraba el rubio mientras besaba violentamente al que se encontraba en su regazo.

-- Creo que.. -- Se entrecorto el pelinegro, quien correspondía los besos. -- Creo que te amo, Karube. -- Termino por soltar en un jadeo bajo, ambos lo tomaron como reacción gracias al calor del momento.

El pelinegro extendió sus alas, para envolverse a ambos y ocultar sus rostros.









Un pelinegro observaba un frasco con una cigarra turquesa dentro de este, estaba hipnotizado por el color y el sonido que emitía el insecto.

Cuándo un guardia entró a la habitación del demonio, casi sin previo aviso.

-- Joven príncipe, como nos lo pidió, tenemos noticias del Reino de ángeles. -- Soltó el guardia.

-- ¿Y bien? ¿Qué es? ¿Tiene que ver con el rey? -- Pregunto el demonio, volteando a ver las guardia, aquel individuo ahora tenía toda la atención del pelinegro.

-- El príncipe ha nacido, la reina ha dado a luz a un varón. -- Explicaba la única información que habían recolectado.

-- ...¿Si? ¡Ah! ... Creo que.. Creo que eso me alegra, en ese caso ¿Tienen alguna foto de el? -- Preguntó el pelinegro, mientras observaba al guardia, esperando una respuesta.

-- No, los reyes no han autorizado que la prensa observe al bebé. --

-- Entendido, puedes retirarte. --

-- Como ordene su majestad.. --

𝙰 𝚕𝚘𝚗𝚐 𝚝𝚒𝚖𝚎 NirashiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora