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— Justo esto necesitaba — expresó Max en su soledad mientras disfrutaba de la deliciosa brisa salada y caminaba por la orilla de la playa

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— Justo esto necesitaba — expresó Max en su soledad mientras disfrutaba de la deliciosa brisa salada y caminaba por la orilla de la playa. Amaba sentir la suave arena bajo sus pies; esa sensación le genera mucha paz, cosa que le faltaba a su vida debido a todas sus responsabilidades.

Sin embargo, su armoniosa soledad se vio afectada cuando un caballo apareció en escena. Su jinete cabalgaba a gran velocidad, deteniéndose cuando estaba a orillas del agua salada. Del animal descendió una hermosa mujer de cabello corto y castaño, tenía un enorme vestido rosa.

— ¡Wow, qué increíble! — Max estaba impresionado, se preguntó cómo rayos podía la damisela cabalgar de esa forma usando un vestido tan pomposo; lo hacía parecer tan fácil.

La hermosa jinete no notó su presencia, ya que él se encontraba un poco alejado de ella, así que decidió abandonar su recorrido y regresar.

— ¡AAAAAAAAAAA!

El fuerte grito hizo estremecer a Max, deteniendo su andar y, con mucha preocupación, giró para observar a la señorita. Ella había entrado al agua sin importarle mojar sus prendas.

— ¡AAAAAAAAAA!

Otro grito salió de ella, erizando toda la piel de su observador. Sus gritos eran desgarradores; se podía sentir en ellos la ira y tristeza que la abruman. Max la vio golpear su pecho e incluso halar sus cabellos mientras seguía gritando. Todas estas acciones le preocuparon, pero sabía que la chica necesitaba su espacio, pues era obvio que vino aquí buscando alivio y soledad; además no quería incomodarla con su presencia. Sin embargo, cuando intentó seguir andando, se impactó al ver a la chica sumergirse por completo en el agua.

— ¡Espera! — gritó Max, angustiado. Soltando el par de botas que sostenía en sus manos y corriendo hacia la extensa masa de agua salada, se sumergió sin importarle lo fría que estaba y buscó con desesperación a la chica. Gracias a las telas de su vestido la encontró rápido y, tomando sus brazos, la sacó a la superficie.

— ¿Qué haces? — gritó la señorita asustada.

— Disculpe mi atrevimiento, señorita, pero pensé que se ahogaría — Max soltó el brazo de la chica y alzó sus manos con cautela; no quería alterarla más — Tiene usted un vestido muy pesado para sumergirse en el agua; la corriente la puede arrastrar.

La damisela dudó un poco, pero al final asintió. Max soltó un largo suspiro; no había notado que estaba conteniendo la respiración. La señorita lo había asustado mucho.

— Lamento si lo asusté, caballero, la verdad no sé qué pensaba. Tiene usted razón, este vestido ahora es muy pesado y no podré salir solo — Max estaba encantado con la hermosa mujer; el bello rubor que ahora pintaba sus mejillas la hacía mucho más encantadora.

— No se preocupe usted, ahora déjeme ayudarla a salir; creo que será un poco difícil, así que puede sostenerse de mi brazo con fuerza — La chica asintió mientras reía. Max intentó revaluar sus palabras y comprender qué había dicho que pudiera parecerle divertido a la hermosa mujer, pero no encontró nada extraño.

Falling in LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora