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Habían pasado al rededor de tres meses o eso era lo que creía Wooyoung. El sentido común del tiempo se le había olvidado, ni siquiera sabía en qué día del año se encontraba. Solo sabía que era Noviembre, y que en unas semanas cumpliría la mayoría de edad.

Un sueño para él que había sido destrozado.

Con cada noche que pasaba en ese lugar, extrañaba mucho más a San. Extrañaba su rostro y el ver como en sus mejillas se formaban los hoyuelos que tanto le encantaban en su tío. Extrañaba su aroma, su calidez y por sobre todo su voz.

Con el pasar de los días se le hacía difícil el poder recordar la voz cálida y varonil de su tío, haciéndolo desesperar internamente, él no quería olvidar su voz.

Se sentía perdido, los dolores en su estómago le hacían retorcer en la cama a la hora de dormir, cuando era hora de comer observaba su plato con asco y luego en algunas ocasiones, corría al baño para vomitar. Los olores tétricos de ese lugar lo hacían marear, y siempre estaba cansado.

Ahora mismo se encontraba en la sala de alabanzas. Un lugar espantoso para el. Recuerda el primer día que fue llevado a ese lugar para que le realizaran oraciones.

Lo arrodillaron en el suelo mientras el viejo señor Kim lo tomaba de la cabeza y comenzaba a orar. Tras pasar unos minutos la gente se comenzó a acercar a él y golpeaban su espalda gritando incoherencias. Wooyoung recuerda vagamente que esa noche no pudo dormir casi nada.

Estaba aterrado, nunca en su vida se había imaginado pasar por todas las cosas que está pasando en la actualidad.

Y pensar que todo esto lo está pasando por culpa de su familia, lo hiere muy en el fondo. Se supone que es la familia a donde uno acude cuando siente un pesar o un dolor, ¿no es así?.

Es una lástima que en la familia Jung no exista algo como lo es la empatía, o ponerte en los zapatos de los demás. En cambio, obtienes todo lo contrario a lo esperado.

⎯⎯Quiero irme lejos... muy lejos de aquí⎯⎯murmuró vagamente con una sonrisa triste.

⎯⎯Sabes que eso no es posible⎯⎯le respondió su compañero de cuarto intentando reconciliar el sueño.

⎯⎯No perdemos nada con querer intentarlo, Soobin, por favor...⎯⎯suplicó en voz baja mientras abrazaba a su cuerpo una de las almohadas que tenía en la pequeña cama.

⎯⎯No lo sé Woo... todo esto me da un muy mal presentimiento⎯⎯suspiró con pesar y un poco de inseguridad.

⎯⎯¿Puedes pensarlo al menos?⎯⎯preguntó insistente, obteniendo al instante una respuesta afirmativa del otro chico acostado en la cama de al lado.

Y con eso se dispuso a dormir. Esa misma noche, en un pueblo lejano al que se encontraba Wooyoung, estaban Mingi junto a otros amigos fieles de San reunidos. Hablaban de los lugares a los que habían ido, lugares donde preguntaron por el paradero del chico que seguía sin aparecer, del chico que sus padres desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.

Habían visitado desde hospitales, psicólogos, psiquiatras, refugios, he incluso orfanatos. Y Jung Wooyoung seguía sin aparecer o dar señales de vida.

⎯⎯¿Donde demonios escondes a un adolescente sin que nadie lo note?⎯⎯la desesperación fue palpable en el tono de voz de Choi que comenzaba a impacientarse con la situación.

⎯⎯Hemos ido a casi todos los posibles lugares a donde lo pudieron haber llevado...⎯⎯habló Mingi en respuesta mientras masajeaba suavemente los hombros de su amigo pelinegro.

⎯⎯¿Y si vamos hacia las afueras de Seúl?⎯⎯preguntó derepente Jongho quién hacía unas semanas se había enterado de todo lo sucedido y como buen hermano que era decidió apoyar y ayudar a su hermano mayor⎯⎯casi no hemos preguntado en esas áreas... quizás y solo quizás hayan lugares que desconzcamos.

pornographer| SanwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora