Tres

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Incluso después de dos días de lo sucedido, Chenle seguía devolviendo todo lo que comía. La situación había llegado al punto de preocupar a sus dos mejores amigos, quienes, debido a sus apretadas agendas, se turnaban para visitarlo y asegurarse de que estuviera bien.

No debería estar descansando; tenía compromisos ineludibles, como la grabación del reality show y la filmación de un comercial promocional. Pero, dada su condición, cumplir con esos deberes era imposible.

Haechan, que había acudido a verlo, le acarició la espalda con una expresión preocupada. Suspiró al ver que Chenle seguía sin mostrar signos de mejoría.

—Te lo he dicho, necesitas ver a un médico — su tono mostraba una mezcla de frustración y verdadera preocupación.
— Esto no es normal.

Chenle sabía que no podía ir a un médico, pues se humillaría si alguien más descubriera lo que había hecho. Esta era una reacción natural, una consecuencia de lo ocurrido. Después de todo, no se suponía que dos alfas fueran compatibles. Esto era lo que sucedía cuando no se respetaban las leyes biológicas.

—Estoy bien, de verdad... ya me siento mucho mejor — mintió, aunque ni él mismo creyó en sus palabras.

—¿Estás bromeando? — Haechan levantó una ceja con incredulidad. —Pareces poseído, estás más pálido que de costumbre, tienes ojeras y tú nunca tienes ojeras. Vomitas todo lo que comes, ¡no tienes nada en el estómago desde hace dos días!

Chenle no pudo contradecirlo. Haechan tenía razón; no era una exageración cuando dijo que vomitaba todo lo que comía. Había llegado a expulsar incluso el agua que había intentado beber, y la falta de alimento comenzaba a marearlo.

Toda esta situación se la habría evitado si no hubiera permitido que un alfa desconocido lo tomara como si fuera un maldito omega. No es que pensara de manera despectiva hacia los omegas, después de todo, tenía un querido omega como mejor amigo, Haechan. Pero en ese momento, estaba furioso consigo mismo, sobre todo porque, aunque su gen alfa rechazaba las feromonas impregnadas en su cuerpo, su mente no dejaba de reproducir la imagen de aquellas manos grandes aferrándose a sus caderas, de los suspiros en su mejilla que culminaron en besos húmedos.

De repente, un nuevo mareo lo asaltó.

—Solo necesito descansar un poco más... tal vez me intoxiqué con los mejillones que comí antes del concierto.

Haechan asintió, aunque claramente no convencido, pero decidió dejarlo pasar. Entendía que, en el mundo del entretenimiento, enfermarse no era raro, especialmente con las dietas estrictas para cumplir con los estándares exigidos. Además, ser un extranjero tratando de abrirse paso en un país ajeno solo complicaba las cosas.

—Oye, Haechan...— murmuró Chenle, dudando en preguntar algo que podría ser embarazoso. Su amigo era de mente abierta, pero incluso él debía tener límites respecto a temas tan descabellados.
—¿Qué piensas sobre las relaciones entre alfas?

Haechan se encogió de hombros, restándole importancia.

—Me da igual. Mi vida sería muy aburrida si me pusiera a tener tabúes sobre la vida amorosa y privada de los demás.

Chenle suspiró, sintiéndose frustrado porque Haechan no parecía comprender del todo lo que intentaba decir.

—Me refiero a las relaciones sexuales... un alfa dejando que otro alfa lo someta.

Haechan lo miró con atención, deteniéndolo en seco.

—Está bien, lo he entendido.

Chenle sintió una punzada de náuseas al admitir lo que había estado evitando pensar. Sabía que dos alfas podían tener relaciones sexuales, pero también sabía que uno de ellos debía someter al otro, lo cual era un fenómeno raro y humillante. Por más liberal que alguien fuera, el gen alfa tenía un poder demasiado fuerte como para permitir que otro alfa lo impregnara con sus feromonas.

Un poco confundido || JichenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora