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-Entra...- Carrera entro y cerro la puerta tras el para que nadie más viera
El de ojos verdes podía notar a metros de distancia que Spreen estuvo tendiendo sexo.
El oso se arregló levemente el suéter que cargaba encima, siendo este un suéter de tela final color celeste algo corto, traía sus pantalones de todos los días ecepto que no traía boxer ya que se vistió lo más rápido que podía.
-Ivan... Malditacea- empezó a regañar a el oso el cual viro los ojos - ¿Quien era?- pregunto serio viendo como su contrario viraba los ojos.
Spreen suspiro y puso sus manos sobre sus ojos acariciandolos levemente, pensado un respuesta coherente y no parecer un adolescente enamorado.
-Es uno de los nuevos... Cabo segundo- específico lo último con algo de pena
Carrera lo miro y no puedo evitar reírse con un leve tono de burla. Spreen achino los ojos en desagrado ante esto y se levantó de la cama.
Carrera antes que el oso abriera la puerta le grito para captar su atención.
-Tu puta máscara- spreen corrió rápidamente y busco su máscara entre las cosas tiradas en el suelo -Y Ivan... Ve a ver a ese chico, sácalo a cenar y termina lo que no hiciste aquí- dijo con algo de risa en su tono, aunque a la vez era un buen consejo.
Spreen rodó los ojos negando con la cabeza mientras se ponía su máscara escondiendo su rostro de la vista de los demás.
Carrera se acostó en la cama y sintió como algo baboso tocó su cabeza. Spreen no puedo evitar la risa y salió de hay antes de escuchar el grito del hombre.
—¡Que puto asco Ivan!— spreen trato de no reírse al estar frente a los demás reclutas pero no lo pudo evitar.
El oso camino hasta las afueras de la base, dónde estaban las puertas que desalojaban la instalación.
El oso dejo estática su vista al captar al hombre con el que hace un rato íntimo. No pudo evitar sonreír al ver cómo el mexicano tenía puesta su camisa blanca sin mangas ya que fue lo primero que encontró.
Mariana giro su visita y vio de reojo a su capitán recostado a un pilar viendolo disimulado. El más alto pudo sentir como el oso lo llamaba con la mirada y dejo con las palabras en la boca a sus amigos para ir a hablar con el contrario.
—Pense que te cambiarias la camisa— dijo en forma de chiste, recibiendo una leve sonrisa del mayor —Vamos... Te... Yo... Solo seguime— no encontraba las palabras más heteros para decir lo que que quería expresar.
Mariana sonrió al escuchar esto y acintio tranquilo. Spreen le sobo levemente el hombro al mayor para después empezar a caminar hacia un carro sientiendo como el mexicano lo seguía.
