VII. La caída del diablo

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VII. La caída del diablo

Entre tanta búsqueda de culpables
Encontré un espejo,
Sentí una inmensa vergüenza
Al ver en él mi reflejo.

De un fracasado poeta
Por error ingresado
En un incómodo blancor
Del que no ha sido rescatado.

No hay vida en mi mirada
Solo ilusiones perdidas
En poemas sumergidos
En aguas desconocidas.

Eso lo saben todos
Y me juzgan con miradas,
Me miran de reojo
Con agobiantes carcajadas.

Siento sus pupilas
Y escalofríos tengo en la nuca,
Se me eriza el cabello
Y los pelos tengo de punta.

Los de fuera y los de dentro
Por igual me han olvidado
Me etiquetan de poeta
En una esquina marginado.

Este poeta marginado
No aguanta más las noches,
Entre las gotas y los gatos
No puede escribir canciones.

Tampoco descansa
Al tener la gota
Cayendo sobre su cabeza
Cada pasada hora.

Y entre tanto maúlla un gato
Cada indeterminado tiempo
Para enloquecerme más
Y odiar ese momento.

Cae una gota fría
Y maúlla el gato,
Mi corazón se va pudriendo
Y mi libertad va de su mano.

Cae otra gota fría
Y maúlla el gato,
Entre las miradas de las paredes
Veo colgado al diablo.

Cae la última gota
Y no hay maullido,
El poeta ha muerto
Y su obra ha concluido.

Estancia en un incómodo blancor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora