Un mundo en el que hay una persona que es el mayor enemigo de la humanidad, que ha tenido muchas y diferentes víctimas, y Akira Yami no fue la excepción, pero...
Esta es la historia que casi nadie sabe sobre la Pilar de la Oscuridad, una pilar muy...
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El chico solo bajo la mirada, mientras la chica intentaba captar lo que pasaba.
—¿mmh?— Ella solo buscaba respuestas.
—B-Bueno, es c-complicado.
—Sabes que si me dices que no, no me afectaría.
—No te he dicho que no es así, pero creo que... preferiría no contestarlo— Iguro no quería decirle eso en este momento, no creía merecer su aceptación. Tampoco creía que fuera el momento indicado, ya que si llegaba a resultar, quería que fuera especial.
—Está bien, pero realmente vine aquí porque necesitaba tu ayuda.
—Dime.
—¿Me ayudarías a saber si yo siento algo por ti?
Aunque Iguro ya sabía lo que respondería, se planteó como.
—¿En serio quieres mi ayuda?
—Si, eres el indicado.
—Pues, si tú lo quieres así está bien— el brillo de sus ojos bicolor hizo acto de presencia, su alegria era mas grande que nunca. No sabía cómo, pero encontraría la manera de ayudarla como ella quería y buscaría la solución a esos problemas con los que cargaba, que provocaban su falta de empatía y compresión.
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—¿Así que mi siguiente misión es con ustedes?— ambos chicos se veían disgustados por la inoportuna situación.
Akira tenía que luchar con las personas que menos deseaba la gente compartir misión. Personas que tampoco quieren coincidir en una.
—Si, ¿nos vamos?— dijo el peliblanco, tratando de ser lo más amable posible, ya que el patron le advirtió que se comporte (de buena manera).
Así fueron en pie a su misión, que estaba a unas cuantas horas de su localización actual.
