𝟎𝟏

279 21 8
                                    

El reino de Shingetsu había sido testigo de incontables batallas, intrigas y misterios a lo largo de los siglos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El reino de Shingetsu había sido testigo de incontables batallas, intrigas y misterios a lo largo de los siglos. Se alzaba majestuoso en medio de montañas cubiertas de niebla, con sus torres blancas alcanzando el cielo como guardianes eternos de una tierra rica y próspera. Sin embargo, su brillo parecía haberse apagado tras la muerte del rey Ryūnosuke, un gobernante sabio y valiente que había protegido Shingetsu durante más de tres décadas.

Akaza, su único hijo, se encontraba en la cima de la Gran Torre, observando la vastedad de su reino mientras el viento frío le despeinaba el cabello rojizo. Con tan solo diecisiete años, estaba a tres meses de cumplir la mayoría de edad y tomar oficialmente el trono. A pesar de su juventud, su padre lo había preparado bien; Akaza era un joven fuerte, hábil con la espada y poseedor de una mente aguda. Sin embargo, la sombra de la responsabilidad que se avecinaba lo abrumaba.

─ Debes estar preparado para todo, hijo mío. El poder no es solo una corona, es un peso que debes llevar con honor. ─ recordaba las palabras de su padre como si aún estuviera vivo, pronunciándolas con ese tono severo pero cariñoso que lo caracterizaba.

Akaza respiró hondo, dejando que el aire fresco llenara sus pulmones. Sabía que el consejo de su padre era valioso, pero en ese momento, sentía un vacío que ni las palabras más sabias podían llenar. No solo había perdido a su padre, sino que también se encontraba rodeado de consejeros que lo observaban con ojos calculadores, evaluando cada uno de sus movimientos, esperando ver si el joven heredero estaba a la altura.

En ese instante, un guardia interrumpió sus pensamientos, inclinándose profundamente antes de hablar.

─ Alteza, el nuevo concubino ha llegado. Ha sido seleccionado entre los más elegantes y talentosos del reino, como se había solicitado.

Akaza asintió, sin mostrar mucho interés. La tradición permitía que los reyes tuviesen concubinas, tanto hombres como mujeres, para asegurarse de que el linaje real siempre tuviera un heredero. Sin embargo, para Akaza, estas tradiciones no significaban mucho. No buscaba compañía, y mucho menos en un momento tan delicado.

─ Que lo lleven a sus aposentos. Me reuniré con él más tarde. ─ respondió Akaza, volviendo su mirada hacia las montañas.

─ Como ordene, Alteza. ─ el guardia se retiró rápidamente.

Mientras tanto, en las oscuras entrañas del castillo, un hombre de cabello plateado y ojos brillantes como el arcoíris avanzaba por los pasillos con una sonrisa suave y enigmática en el rostro. Douma, el nuevo concubino, había sido instruido cuidadosamente para esta misión. Su tarea no era simple: debía ganarse el corazón del joven heredero, hacerlo confiar en él, y finalmente, robar la fortuna que Ryūnosuke había acumulado durante su reinado.

Douma no estaba solo en este peligroso juego. El ladrón más infame de todos, Muzan Kibutsuji, y sus secuaces, se habían hecho conocidos en toda la región por despojar reinos enteros de sus riquezas, dejando a los gobernantes sin nada más que ruinas. Su objetivo era claro: Shingetsu, el reino de Akaza, que era legendario por su oro y sus joyas.

𝐃𝐨𝐮𝐦𝐚, 𝐄𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚 𝐚𝐥 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 [𝘿𝙤𝙪𝘼𝙠𝙖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora