𝟎𝟕

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Los días que siguieron a la condena de Ume estuvieron llenos de una extraña mezcla de tranquilidad y tensión en el palacio

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Los días que siguieron a la condena de Ume estuvieron llenos de una extraña mezcla de tranquilidad y tensión en el palacio. La presencia de Douma como consorte principal de Akaza se había solidificado, pero la amenaza que había representado Ume dejó una marca en todos. El palacio había redoblado su seguridad, y Akaza se volvió aún más protector con Douma, deseando mantenerlo a salvo de cualquier peligro.

Una tarde, mientras el sol caía en suaves rayos dorados sobre el jardín, Akaza decidió llevar a Douma a un rincón especial del palacio, un lugar que hasta entonces había sido su refugio personal. Era un jardín secreto, oculto entre muros altos cubiertos de enredaderas. Las flores más hermosas y exóticas crecían allí, creando un ambiente de ensueño, donde el aire estaba lleno de fragancias dulces y relajantes.

─ Este lugar era mi refugio cuando era niño, ─ confesó Akaza mientras caminaban de la mano por el sendero de piedra. ─ Venía aquí cuando necesitaba escapar de las responsabilidades o simplemente quería estar solo. Pero ahora quiero compartirlo contigo.

Douma miró a su alrededor, asombrado por la belleza del lugar.

─ Es... increíble, Akaza. Nunca imaginé que hubiera un lugar así en el palacio.

Akaza sonrió, complacido por la reacción de Douma.

─ Quería mostrarte algo especial, algo que solo nosotros compartiéramos. Aquí, lejos de las miradas curiosas y los problemas del mundo exterior, quiero que te sientas seguro, amado... y libre.

Douma se sintió profundamente conmovido por las palabras de Akaza. Desde que había llegado al palacio, había tenido muchas dudas y miedos, pero en ese momento, se dio cuenta de que Akaza era sincero en su amor por él. Ese jardín no era solo un lugar hermoso, sino un símbolo de la confianza y el afecto que Akaza le ofrecía.

Se detuvieron frente a un estanque de agua cristalina, donde los lirios de agua flotaban serenamente. Akaza se giró hacia Douma y lo miró con una intensidad que hizo que el corazón de Douma latiera más rápido.

─ Douma, ─ dijo Akaza en un susurro suave, ─ quiero que sepas que mi amor por ti es sincero. No me importa tu pasado, ni las sombras que alguna vez te rodearon. Eres mi consorte, mi igual, y quiero que estés a mi lado, no solo como un compañero, sino como alguien con quien quiero construir un futuro.

Douma sintió que su corazón se llenaba de emociones que nunca antes había experimentado. Era un sentimiento de pertenencia, de haber encontrado finalmente un lugar donde podía ser él mismo sin temor a ser juzgado.

─ Akaza, ─ respondió Douma, su voz temblorosa pero llena de sinceridad, ─ nunca pensé que encontraría un amor como el tuyo. Tú me has mostrado que puedo ser más que lo que alguna vez fui. Quiero estar contigo, quiero ser digno de este amor que me das.

Akaza sonrió, y sin decir más, tomó suavemente el rostro de Douma entre sus manos y lo besó. Fue un beso lleno de ternura, de promesas no dichas pero entendidas, un beso que selló el vínculo entre ellos.

𝐃𝐨𝐮𝐦𝐚, 𝐄𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚 𝐚𝐥 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 [𝘿𝙤𝙪𝘼𝙠𝙖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora