El error de los impulsos

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Alice era todo lo contrario a Bella.

Pelo negro, ondulado, 3 años mayor... Pero no solo eran diferentes físicamente, Alice era todo lo contrario a la rubia también en personalidad.

No le daba miedo la muerte, tantas veces la contempló como opción que se acabó volviendo su amiga. Amaba la adrenalina. Actuaba de forma fría, pero tenía un corazón tan cálido que abrasaba.

Era una bomba de relojería en un buen plan, por eso no la mandaban a cualquier misión. Todo lo que incluyera persecuciones, actos a mano armada, peleas y sangre allí estaba ella. Parecía dulce pero nada en su interior lo era, como el cuento del lobo disfrazado de oveja.

A pesar de su lealtad al señor Bianchi, nunca era la que estaba al mando cuando tenían que actuar, pero ella sabía que aún así ella era una pieza fundamental. No era capaz de actuar de forma razonada en una situación en la que el sistema simpático se activaba, por lo que, se limitaba a cumplir las órdenes que le dictaminaban sus compañeros.

Con Bella sabía que tenía la libertad para opinar y discrepar con ella todo lo que quisiera, pero nunca lo hacía. Confiaba ciegamente en su amiga y en el talento que tenía. Sabía que no se le escapaba nada y no daba puntada sin hilo.

Otra diferencia entre estas es que Bella prefería investigar y hacerlo todo a las espaldas antes que plantarle cara al asunto, pero Alice no. A Alice Nore le encantaba coger la pistola y amenazar a la gente, ver el miedo en sus caras y como sus ojos pedían auxilio.

Pero su corazón no dejaba de ser puro.

Por lo que, algo se estremecía en ella al ver a aquel chico con las manos esposadas tras su espalda.

-Te he dicho la verdad

-¿Seguro? —burló la agente— La verdad es que en todos mis años de agente nadie me ha hablado de viajes en el tiempo. ¿Tú crees que el señor Bianchi te creerá?

-Lo haría—masculló Jude— Y Paolo me ayudaría como hice yo hace 10 años atrás.

Alice bajó el arma.

Paolo.

Aquel chico volvió a interponerse en sus recuerdos. Ella estaba profundamente enamorada de él pero el recuerdo de que él decidió irse con aquella inglesa tonta no conseguía borrarlo de su mente.

No lo culpaba, ella nunca le expresó sus sentimientos.

Y se limitaba a mirarlo con destellos en sus ojos cada vez que este entraba en su despacho.

Eran amigos, pero ella nunca fue capaz de verlo como tal.

El calor de su corazón volvió a recorrer su cuerpo al recordar a aquel chico italiano y entonces supo que nunca lo había olvidado.

Iba a hablar, a decirle algo a Jude.

Tenía que volver a meterse en su papel de agente y dejar sus estupidos sentimientos a un lado.

Volvió a subir el arma para sentir otra vez esa adrenalina en su cuerpo que le hiciera borrar recuerdos y centrarse en la situación.

Pero la puerta se abrió.

-Baja el arma, Alice. Tenemos trabajo

Bella entró seguida del jugador de fuego y pudo ver el semblante de su amiga.

Levantó una ceja ante la situación y Alice supo que lo que le estaba sorprendiendo no era que estuviera apuntando hacia el pecho de Jude.

Eso nunca sorprendería a Bella.

Era más bien el poco calor que existía en su cuerpo lo que hizo a Bella sorprenderse

La morena vió como la agente D'Oro sacaba la llave de su bolsillo y le quitó las esposas al de rastas.

FUERZA Y PODER {Axel Blaze}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora