Plan confuso

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Axel Blaze.

El famoso jugador de fuego.

Él había conseguido que muchos niños amaran el fútbol. Todavía recordaba pasar por el parque y ver a niños pequeños intentando hacer el "Tornado de Fuego".

Una sensación entrañable el ver como haciendo lo que amas le devuelves la ilusión a niños.

Lo amaba tanto...

Tanto que se había volcado con el fútbol.

Tanto...

Tanto que le había llevado a haber estado esposado y que sus fieles ahora dudaran de él.

No dañaba su ego y mucho menos su orgullo, pero verse al espejo esa mañana le hizo reflexionarlo todo.

Guapo, sexy, atractivo... Sí, todo eso veía en el espejo, al igual que veía como su rostro reflejaba lo poco que había podido dormir aquella noche.

Su cabeza daba vueltas y vueltas. Tantos pensamientos en ella que su cuerpo estaba demasiado activo para pegar ojo y lo máximo que había dado eran cabezadas de no más de 20 minutos.

Ni si quiera había ido a hablar con Jude, pero su amigo tampoco había ido a verle a él.

El sonido de la puerta.

Tiene que ser Jude pensó.

Pero no fue así.

Al abrirla un hombre no mucho más mayor que él estaba en la puerta. Llevaba un carro con una bandeja llena de comida: un plato de fruta variada, tortitas, miel, sirope de chocolate, sirope de fresa y unas tostadas de lo que él pensó que sería aguacate.

-Buenos días—sonrió el hombre— Esto es para usted.

Cogió la bandeja y la extendió hacia el pelicrema.

-Yo no he encargado nada—confesó

El trabajador sacó un papel de su bolsillo y lo leyó en silencio, mirando el número de su habitación comprobando que no se había equivocado.

-¿Es usted Axel Blaze?

-Sí

-Entonces es para usted

Axel miró confundido al chico y cogió la bandeja que seguía en sus manos.

-¿Quién lo ha ordenado?

-Eso no lo sé—confesó el chico— Pero a lo mejor en la carta que escribieron tienes la respuesta

El moreno se acercó a la mesa para coger un papel y acercárselo a Axel.

Una pequeña carta.

Axel la cogió y vió como el chico se fue, seguido de un "Que aproveche" que Axel, a pesar de su mal humor, no dudó en agradecer.

Puso la bandeja en la mesa y un ruido en sus tripas hizo que internamente agradeciera el gesto y pusiera de nuevo su vista en la carta.

He visto que no has comido nada
desde que llegaste. Espero que el
haberte puesto las esposas 2
minutos no haya sido algo muy
traumático para ti.

Te espero a las 10:00 en el sótano.

Bella


Bien.

Ayer quiso llevarlo a Roma para que le hicieran un interrogatorio y hoy le había mandado un desayuno a su cuarto.

FUERZA Y PODER {Axel Blaze}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora