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Para Enid era muy emocionante la nueva parte de su historia en la vida.

Pues luego de varias súplicas y tratos, logró convencer a sus padres de ir a vivir en la pequeña ciudad de Jerico.
Ahí estudiaría sus últimos años escolares, pero lo más emocionante era que volvería a ver a Wednesday.

Desde que se fue su vida fue muy monótona, aburrida y muy deprimente.

Aunque hoy en día no sabía nada de la chica oscura, pues luego de tres años hablando en cartas, la chica dejó de responder.

Enid siguio mandando sus cartas, incluso le llegó a mandar su número de correo electrónico y su número de celular. Pero nunca más le contesto la chica, y eos deprimido mucho a la rubia.

Pero no se rindió.

Cada tres días le mandaba una nueva carta, la verdad dejó de contar cuantas ya había mandado. Pero era algo que le relajaba mucho y no dejaría de hacerlo. Era como un buen recordatorio que tenía para la gotica que ella aún piensa en ella. Sabia bien que los señores Addams seguían viviendo en esa ciudad, por eso seguía y seguía mandando noticias de su vida a la chica.

Fue cuidadosa a escribir todos los los detalles de su días, y siempre le ponía al final que la extrañaba mucho y esperaba volver a verla.

Pero viendo que la gotica no daba señales de vida, iba a ser ella la que se encargue de juntarlas denuevo.

Con eso, la rubia estaba bajando del camino en la estación de autobuses. Por suerte hace un tiempo el pueblo de Jericó se convirtió en una pequeña ciudad y ya tenía su propios transportes públicos. Sino tendría aún que conseguir como llegar hasta su nueva residencia.

Tenia entendido que sus pertenencias ya estaban ahí desde ayer. Pero no por eso estaba preocupada, sino de la gotica y su familia.

Más en la gotica, pues no sabia como reaccionaría la chica con su llegada. ¿se vería igual Wednesday? ¿estaría feliz de volver a verla? ¿estará bien? Tantas preguntas y sabia que pronto todas estarían respondidas.

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El edificio donde se quedaría apartir de ese día, era de tamaño mediano. Traía de todo, su pequeña cocina y una mesa era de parte del edificio, algo que debía cuidar muy bien. Si llegaba el día de que se consigan algo más cómodo para su departamento, debía devolver el que ya estaba ahí.

La cama igual, traía una ya lista en su pequeño cuarto. Y un par de muebles que usaría para sus cosas, ni que decir de su clóset, estaba perfecto para ella.

Aunque ella le gustaba la moda y colores brillantes, sabía que no debía cambiar los colores del lugar; no era su prioridad pero se sentía deprimida por no poder hacerlo.

Primera tarea del día: acomodar sus pertenencias en su nuevo lugar.

Segunda tarea: buscar un lugar para comer.

Tercera tarea: investigar donde vivían los Addams.

Aunque la tercera debía ser la segunda, se conocía bien y sabia que al terminar de acomodar tendría un hambre de locos.

Y así pasó por lo menos tres horas, y aún cuando no eran tantas sus cosas, la chica tenía unas tremendas ganas de dejarlo impecable.

Ahora que ya tenía sus cosas donde debían, noto que debía de hacer una lista para la compra de la semana, no podría darse el lujo de comer siempre comida preparada. Aparte le gustaba mucho cocinar, era un buen hobby que se hizo cuando le daba sus ataques de ira porque la gotica no respondía sus cartas.

También le gustaba mucho la repostería, algo que agradecía del departamento es que tenía un horno y ahí podría hacer galletas con chispas de chocolate.

Sonriendo por sus futuras aventuras en esa cocina, toma sus llaves y su billetera, para ir por algo de comer.

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No sé convencía en que comer, pero luego de un rato encontró un restaurante de fideos. No era su favorito, pero tenía hambre. Compro un paquete con algo de carne de ¿res? Y luego de comer ahí mismo, le dio tiempo de dar una vuelta.

Muchas personas la miraban extraño, su gente seguía siendo con mente de pueblo chico. Viene un forastero y todos empezarán a hablar de él.

Enid solo pensaba en encontrar algún lugar con las características Addams, o los sitios que alguna vez Wednesday le explico que había en su camino a la escuela.

La rubia sacó la pequeña libreta que tenía en su bolsillo del pantalón, algo que nunca se quitaba de encima pues eran detalles sobre su amiga que le gusta anotar. La ayudaba a tener bien sus recuerdos de sus días juntas, puede sonar muy deprimente. Pero era su forma de no poder perder su cordura hoy en día.

Suspirando siguió revisando el lugar, hasta anotó sobre algunos lugares donde podría ir a revisar luego para pedir trabajo. En especial la cafetería el Veleta, le gustó mucho el sitio cuando entoe para pedir un café.

Luego de caminar por ahí, se topó con alguien que hacía tiempo no veía.

- ¿Yoko? - la chica la mira fijamente aún con sus lentes oscuros, podía saber que era ella.

- ¡¿cachorra?! - dice en un casi grito la chica asiática.

Amabs se abrazan cuando ya están frente a frente.

Yoko Tanaka; una compañera de su primer trabajo en donde vivía. La chica es mayor a ella, y al terminar sus estudios decidió viajar un poco para investigar. Pues ella era estudio bioquímica, y algo que no recuerda bien. Pero era parte de su trabajo igual por los que sabía la rubia.

- que loco - dice con alegría la rubia. - no sabia que de todos los lugares te encontraría aquí -

- ya sabes, el trabajo. Aunque aquí cerca se encontró con un lago donde su ecosistema era muy variada y aún la están analizando... tengo que estar un tiempo por aquí hasta que haya más datos sobre ello - le responde la joven, en eso aparece otra chica a su lado.

- hola - dice timida, la joven tenía una apariencia muy distinta a la de su compañera.

- hey Divina, te presento a mi ex compañera de trabajo... Enid Sinclair - la señala y le da un apretón en su hombro. - Enid ella es mi novia Divina Watson -

Enid emocionada le da un buen apretón de manos, donde empezaron a charlar mientras caminaban hasta el parque.

Así hasta que casi se hace de noche.

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Otro capítulo, lastima que lo que sigue será para la siguiente.

😊

1078 palabras.

Inocente - WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora