Capítulo 7

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Joshua

Mierda, como vuelva a mover la nariz voy a explotar.

Se había quedado dormido entre mis brazos, me hacía cosquillas en el cuello al respirar. Por primera vez en la vida tenía la carne de gallina.

Tenía la puta carne de gallina.

Abracé al diminuto puto más fuerte y exhalé, con los ojos apretados de agonía. La tenía dura, muy dura, tanto que me dolía. Mierda, era tan guapo que me costaba creer que fuese real. Siempre me había preguntado cómo sería de mayor, un buen cuerpo, el pelo largo, los ojos brillantes; pero la realidad superaba con creces a la imaginación.

Tenerlo entre mis brazos era la mejor sensación que había tenido nunca y cuando lo vi mover la nariz como la puta bruja Samantha de Hechiceras, la sangre me bajó de golpe a la polla y lo único en lo que podía pensar era en estar dentro de él. Me estaba volviendo loco. Mierda. Ni siquiera sabía cómo se llamaba. Giré la cabeza contra la pared y solté un gemido.

Contrólate, Joshua. Eres el presidente de un club de moteros que trafica con armas y te comportas como una perra estúpida.

El puto gimió en sueños y se acurrucó más contra mi pecho. Me agarraba el cuero con la mano y tenía la pierna ligeramente doblada sobre la mía. No aguantaba más. Como se moviera otro centímetro, iba a perder el control y a follármelo en la cama.Me deshice de su diminuto cuerpo, tiré de las sábanas negras y lo coloqué bajo ellas mientras le apartaba el pelo de la cara y observaba la sonrisa tranquila que le asomaba en los labios.

Salí de la habitación, cerré con llave y me dirigí al bar del complejo. Solo quedaban unos pocos hermanos, la mayoría se habían marchado a casa o estaban en las habitaciones con alguna perra de una noche. Johnny también se había largado. Perfecto. No quería que me acosara con preguntas. De cualquier manera, no tenía respuestas para darle.
Entré detrás de la barra y me serví un vaso grande de bourbon. Yuna y Scoups estaban sentados en una mesa y seguían cada uno de mis movimientos. Lee atravesó corriendo la habitación y saltó tras la barra.

—Mierda, presi, ya lo hago yo.

Le indiqué con la mano que se fuera, pero aun así ocupó su lugar como camarero, era uno de los deberes que tenía como aspirante. Me senté junto a Scoups y Yuna y los miré a los ojos.

—Presi —saludó Yuna.

Fruncí el ceño cuando vi que se removían en el sitio, esta gente había estado hablando.

«Sueltenlo», dije por señas.

Yuna se frotó la boca con la mano.

—Joshua, hermano. ¿Qué carajos pasa con ese puto?

Me incliné hacia adelante y le miré a los ojos, la mirada me temblaba de irritación.

—No me estoy burlando de él. Lo que quiero decir es que no sabe nada de nada, es inocente, ingenuo. ¡Ni siquiera sabía lo que era un motero o una puta moto, carajos! No habla y miraba a los hermanos como si estuviese mirando a la cara al mismísimo diablo. Y aparece de la nada, desangrándose. No sabemos de dónde ha salido o si alguien lo está buscando. Podría traer problemas. Por si no te habías dado cuenta, tenemos cosas más que de sobra de las que ocuparnos, no necesitamos más.

Yuna me miró y sacudió la cabeza como si no reconociera al hombre que tenía junto a él. El hombre que había sido su mejor amigo durante años.

—Los federales nos vigilan día y noche. Si salimos de aquí con un puto asustado y magullado, se nos van a echar encima y ningún hijo de puta se va a creer la verdad. ¡Vamos a ver, mierda! Mañana tenemos el trato con los chechenos. Vamos a pasar semanas en la carretera para reclamar nuestro territorio. No necesitamos esta mierda ahora.

Wolf eyes - SeokSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora