Capítulo 10

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Dk

Un mes después...

Terminé de vestirme con la camisa de mangas y el pantalón largo negro junto con la chaqueta de punto que Chaeryeong me había dado y volví a sentarme en la cama. Cogí la Biblia que me había comprado para seguir leyendo y no pude evitar suspirar.

Era obvio que la Orden no seguía las enseñanzas correctamente. Este libro no era el mismo que yo había leído, estudiado y creído con toda el alma. Sin duda el profeta Yon había seleccionado los pasajes y versículos que favorecían sus objetivos y su ideología.

No lo sabíamos, mi gente vivía en la ignorancia.

Sentí una ola de rabia por cómo había vivido toda la vida. Era como si la hubiese desperdiciado. Veintitrés años de mentiras, de vivir bajo las estrictas reglas de hombres severos.

Estuve a punto de llorar.

El último mes, en cambio, mi vida había sido muy diferente. En la comuna, los días eran duros y mundanos, pero supongo que tenían un objetivo: servir a los hermanos en todo lo que necesitasen.

En el club de los Verdugos, pasaba día y noche encerrado en la habitación de Scoups, curando y escondiéndome del mundo que había al otro lado de la puerta, sin un objetivo. Solo en contadas ocasiones me permitían salir de la habitación, cuando las personas que no eran moteros podían estar en el complejo, normalmente los viernes y sábados por la noche.

Las dos veces que fui a la zona del bar, en las que Scoups no se separó de mi lado, me quedé horrorizado. La mayoría de la gente se habían marchado con Joshua, pero algunas se habían quedado para proteger el complejo. Las vi usar a las personas de maneras indescriptibles y ellas se alegraban de ello, drogadas y expuestas a la vista de todos. Una de ellas incluso me invitó a participar, a formar parte de actos sexuales explícitos con las demás en el centro de la habitación. Antes de que pudiera reaccionar, Scoups salió de la nada y las espantó con un solo asentimiento de cabeza en mi dirección como reconocimiento. Fue suficiente para hacerme volver a la seguridad del dormitorio.

Scoups me visitaba a menudo para echar un vistazo a la herida y cambiar el vendaje. A veces desaparecía durante cortos periodos de tiempo. De hecho, la mayoría de los hermanos lo hacían, salían para encargarse de «cosas de negocios». Tenía la sensación de que se referían a algo más que a salir a montar en moto por ahí, pero Scoups me había explicado las reglas del club: los forasteros no hacen preguntas.

Nos habíamos vuelto bastante cercanos. Siempre era amable conmigo y nunca le había visto con las personas libertinas, cosa que me aliviaba. De hecho, solía pasar el tiempo sentado en la habitación, conmigo, leyendo en silencio o enseñándome cosas del mundo exterior. Cada día daba gracias a Dios por que fuese él quien tenía la tarea de cuidarme mientras Joshua estaba fuera y no ninguno de los demás hermanos. Llamaron a la puerta, lo que me sacó de mis pensamientos y, tras cerrar la Biblia, salté emocionado.

Sería Scoups.

Se había marchado esa mañana temprano para coger algunas cosas en la tienda para mí. Corrí hasta la puerta y la abrí de un tirón con una amplia sonrisa en la cara, pero me tambaleé cuando vi quién estaba frente a mí y el corazón se me aceleró.

Joshua.

Joshua había vuelto, estaba apoyado en el marco de la puerta, con la mirada clavada en el suelo, perdido en sus pensamientos. Cuando se dio cuenta de que estaba ante él, levantó la vista despacio. Se le ensancharon los agujeros de la nariz y se pasó la lengua por el labio inferior mientras me repasaba de arriba abajo.

Wolf eyes - SeokSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora