Harry Potter y el club de la Esfinge

Capítulo 44

¡AN: Bienvenido de nuevo! ¡Inicio de mi sección favorita de la franquicia! Estoy muy emocionado, y espero que todos ustedes también. ¡Los he hecho esperar a todos el tiempo suficiente, comencemos! ¡Asegúrese de comentar/revisar, los leí todos!

Harry miró con asombro la vista que lo rodeaba. Los terrenos de la Copa Mundial de Quidditch eran un espectáculo de vida mágica que Harry aún no había experimentado realmente. Ted y Andy preferían vivir significativamente más como un muggle que la mayoría de los magos, y aunque había pasado una cantidad decente de tiempo en la mansión Longbottom, sus magias eran mucho más simples y mundanas que el esplendor que lo rodeaba.

Carpas de varios tamaños salpicaban el recinto ferial, cada una de las cuales Harry sabía que eran más grandes en el interior debido a los encantos de la ampliación. Los diseños de estas carpas también variaban mucho, algunos aparecían como carpas de circo, mientras que otros podían describirse mejor como casas de tela. Un ejemplo notable que llamó la atención de Harry incluso parecía ser un castillo portátil con una mota.

"Jah! ¡Es tan loco como recuerdo! Los fanáticos del quidditch siempre hacen esto, a veces la competencia por la tienda más genial se calienta aún más que los partidos reales!" Sirius dijo, mientras los llevaba a su lugar designado. Sirius había comprado las entradas para el evento, y habían incluido espacio de alquiler para su tienda, que se esperaba que trajeran. La Copa Mundial de Quidditch fue un evento de varios días, ya que se esperaba que los equipos jugaran un mejor partido de 2 de 3 juegos, pero solo se podía hacer un juego por día. Las reglas del quidditch también permitían técnicamente que los juegos fueran infinitamente largos, aunque en la práctica era extremadamente raro que duraran más de unas pocas horas. Como tal, Harry estaba preparado para un largo fin de semana de emoción.

Harry no era un aficionado al quidditch, disfrutaba del deporte casualmente, y si no hubiera tomado el duelo como su deporte de elección, podía verse a sí mismo disfrutando jugando para su equipo de la casa en Hogwarts. Sin embargo, las cartas no se habían presentado de esa manera. Simplemente se satisfizo disfrutando de la emoción de Susan por el deporte.

Susan era un demonio absoluto de Quidditch, con un conocimiento casi enciclopédico del deporte y sus historias notables. Su emoción por el deporte era contagiosa, y Harry había pasado más de una tarde fría sentado con ella en un partido de Quidditch mientras aplaudía contra el equipo de su casa. Sin embargo, a Harry no le importó la alegría que sentía y cuán sinceramente demostró que era una de las cosas que más amaba de Susan, y por eso se había asegurado de que Sirius obtuviera estos boletos. El interés de Harry por sí solo no habría sido suficiente para que él pidiera asistir a este evento, pero ¿el de Susan? Eso fue sin duda. Su hermana Nymphadora, que también era fanática del quidditch, hizo que la píldora fuera aún más fácil de tragar, no es que fuera difícil para empezar.

Hermione, por otro lado, tenía poco o ningún interés en el Quidditch. Harry le había ofrecido la oportunidad de venir, y estaba feliz cuando aceptó, pero honestamente no había esperado que lo hiciera. Ella había dicho que era por curiosidad ver cómo eran esos eventos en el mundo mágico, aunque Harry no pudo evitar preguntarse si era una excusa para pasar más tiempo con él. Sin embargo, no se quejaba de eso, amaba a Hermione y también quería pasar tiempo con ella.

Harry fue sacado de sus reflexiones cuando se acercaban a una sección vacía, marcada por una cuerda con la etiqueta "Negro" marcada en una señal. "Muy bien! Ustedes niños listos para ver una verdadera tienda de campaña?" Sirius preguntó, mientras producía un pequeño cubo de su bolsillo y lo arrojó al centro de la zona. El cubo se estremeció un poco cuando comenzó a brillar y elevarse en el aire. Comenzó a girar lentamente, pero comenzó a acelerar. Luego disparó un pequeño pilar, anclándolo al suelo cuando comenzó a expandirse, construir un esqueleto de una tienda de campaña no muy diferente a los que Harry había visto en viejas películas del ejército. Desde el esqueleto apareció una cortina de lienzo, que se cubría sobre el marco. Lo que quedó al final de esto fue una tienda rectangular de aproximadamente 10 metros por 5 metros con un techo pico,y una sección en el frente que se extendía 5 metros adicionales para crear una pseudo entrada, también alcanzó su punto máximo. Harry sabía que tal cosa era posible, por supuesto, pero nada podía compararse con verla desarrollarse frente a él.