𓂂𓏸 𝐬𝐨 𝐡𝐢𝐠𝐡 𝐬𝐜𝐡𝐨𝐨𝐥 ֯💭͟🎀
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❝𝗴𝗲𝘁 𝗺𝘆 𝗰𝗮𝗿 𝗱𝗼𝗼𝗿, 𝗶𝘀𝗻'𝘁 𝘁𝗵𝗮𝘁 𝘀𝘄𝗲𝗲𝘁?❞
━ podía ser que ellos dos juntos no fuera lo mejor, pero se sentía tan de secundaria cuando lo veía. él sabía de cómo jugar, ella de...
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Gimió suavemente, echando la cabeza hacia atrás. Sus dedos toqueteaban su parte íntima con lentitud, casi con timidez. Se sentía culpable como el pecado por estar buscando la redención y no haberse podido resistir a la tentación.
Maldito Lucifer. Al final él la había orillado a probar el fruto prohibido sin querer. Se sentía bien. Se sentía bien imaginar que se apiadaría de ella y le daría lo que tanto quería. Esa noche pareció estar a punto de hacerlo.
Suspiró, alejando su mano. De repente había perdido los ánimos al recordar la sortija que siempre llevaba en su dedo. Miró el techo lleno de manchas de humedad, manteniendo sus ojos entrecerrados.
Contempló la idea de salir a desahogar sus penas en drogas y tal vez acostarse con el primer pecador que se le cruzara, pero por más tentador que le había sonado la idea, no lo haría. Prefería dormir para no llenar su cabeza de malos pensamientos.
Salió de la habitación. Bajó las escaleras del hotel con pereza, restregándose los ojos. Quería tomar un vaso de agua antes de dormir, aclarar su garganta seca. Deseó no haberlo hecho al reconocer a Charlie conversando con una figura todavía más pequeña que ella. Reconocería ese sombrero de copa blanco donde fuera. El pecho se le encogió y sintió que le faltaba el aire al recordar lo sucedido.
Intentó retroceder, o al menos escabullirse a la cocina para que no la viera, pero fue demasiado tarde. Lucifer había posado sus ojos ella. Maldijo por lo bajo, viéndolo acercarse de forma apresurada.
—Hola, ____. — la saludó con una sonrisa nerviosa, apoyándose en su bastón.
—Hola, Lucifer. — ladeó su mano, esforzándose por imitar su gesto, fracasando estrepitosamente.
Se dirigió a la cocina y llenó un vaso de agua, haciendo ejercicios de respiración para calmarse, preparándose mentalmente para enfrentarlo al salir. Simplemente salió y subió las escaleras, evitando mirarlo para no empeorar su estado de nerviosismo. Después de todo, ¿qué esperaba Lucifer? Claro que no se le acercaría como si nada hubiese sucedido.
