CERO

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Habían pasado casi dos años completos, desde aquel terrible incidente con los Elfos Oscuros en Asgard. Casi dos años, desde que le habían arrebatado a su madre...

Loki se estiró sobre las cálidas y suaves sabanas verde esmeralda de su enorme cama, desperezando el sueño que aún lo invadía. Toqueteo hacía un lado y se dio cuenta que Thor ya no se encontraba ahí. Desde que Odín había muerto, se había vuelto un rey y un Dios del Trueno sin igual. Sonrió ante el recuerdo de él burlándose del rubio por sus aspiraciones cuando eran niños. Luego, llevó la mano hasta su abdomen, verificando que todo estuviera en orden.

Un leve movimiento le dio la esperada bienvenida.

Su enorme vientre sobresalía de su sitio, haciéndole un poco difícil el respirar. Después de todo, no era uno sino dos, los bebés que se alojaban ahí. Aun así, se quedó un poco más en ese posición, acariciándose la barriga. No podía creer que estuviera embarazado y mucho menos, del hombre al que alguna vez llamara hermano. Loki negó y finalmente se giró sobre su costado. Había tardado años en conseguir lo que quería, pero ahora que por fin lo había logrado, se sentía más tranquilo.

Unos llamados a su puerta lo sacaron de su ensimismamiento.

—Adelante—musitó en voz baja mientras se incorporaba.

—Buenos días, su majestad—lo saludó una joven castaña, haciéndole una reverencia.

Su majestad.

—No me llames de esa manera, Ghala—le pidió, aunque no fue capaz de esconder su sonrisa se satisfacción.

—A partir de hoy, tendré que llamarlo así—le recordó la chica, comenzando a abrir su armario.

De él, sacó un impecable traje blanco con detalles en dorados. Loki lo miró y suspiró, recordando el traje de novia que Frigga alguna vez le mostró. Aquel que usó cuando desposó a Odín y que Loki también esperó usar aluna vez. Inmediatamente, se sintió melancólico por ambas cosas.

Ese día por fin, años y años de sacrificio, darían sus frutos.

Se levantó y con paso lento llegó hasta la chica. Ahí, tocó con delicadeza la prenda que sostenía entre sus manos. Miró más allá y adentro del armario, estaba la pareja de ese atuendo. El traje de novio de Thor. Loki tuvo ganas de llorar. Y, siendo traicionado por sus hormonas revolucionadas y la agitación de su vientre, empezó a derramar lágrimas sin poder evitarlo.

—Su majestad…—llamó Ghala asustada, tomándolo por la mano y ayudándolo a sentarse nuevamente.

—Lo siento… yo…

—No se preocupe, su majestad—lo ayudaré a lavarse y luego a prepararse para la ceremonia.

Thor había insistido en querer unirse antes de que sus cachorros nacieran. Y Loki sabía que cuando una idea se instalaba en su mente, nada ni nadie podía persuadirlo. Fue así exactamente como, ignorando los consejos de amigos y demás personas, el rubio le había propuesto matrimonio. Loki no había aceptado su propuesta tan fácil. E incluso, había dejado Asgard un tiempo.

—El agua está lista, su majestad.

Después de ser ayudado a lavarse, Loki pidió quedarse un rato reposando solo en su bañera. Cuando Ghala se retiró, dejando detrás de si una mezcla de esencias relajantes, Loki cerró los ojos y acarició su vientre. A su mente, vino el momento exacto de cuando su “milagro” comenzó a ponerse en marcha.

~

Loki acababa de cumplir los seis años cuando lo supo: Frigga no era su madre.

Su pequeño corazón se había fracturado en miles de partes, haciendo que enfermara una semana completa. En ese tiempo, recuerda la preocupación de su madre y de su hermano. Por su parte, Odín tenía cosas más importantes que hacer en ese momento. Evitándolo como siempre lo hacía. Era algo obvio para él, que Thor era su favorito. Además, de que era el primogénito y el heredero legítimo al trono.

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⏰ Última actualización: Aug 14, 2024 ⏰

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