Christpher. [VI.]

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-¿Qué coño le has echado? - le pregunté al imbécil que tenía cogido por la camiseta.
El muy idiota me miraba completamente aterrorizado.
— ¡Contéstame! —le chillé maldiciendo el día en que había conocido a mi hermanastro, y también maldiciendo a Minho por haberlo traído a una fiesta como esta.
—¡Joder, hombre!— dijo con los ojos abiertos como platos
— Tranquilo, solo fue un poco de adormeciente.
admitió.
Mierda... esa era la droga que utilizaban para poder violar a omegas. Era incolora e indolora y por eso resultaba tan fácil meterla en la bebida sin que te dieras ni cuenta.
El solo hecho de pensar en lo que podría haber pasado me nubló la mente y no me pude controlar.
¿Qué clase de imbécil era capaz de hacerle eso a un omega? Cuando acabará con aquel tipo no le iban a reconocer ni con el carnet de identidad. Aquella noche iba a terminar con los puños hechos una mierda.
Le golpeé tantas veces que perdí la cuenta.
-¡Christopher, para! -gritaba una voz a mis espaldas. Detuve el puño antes de volver a estamparlo contra la cara de aquel hijo de puta.
-Vuelve a traer esa mierda a una de mis fiestas y lo que te he hecho hoy te parecerá una caricia en comparación - le amenacé cerciorándome de que escuchaba cada una de mis palabras.
  —¿Me has oído?—
El muy cobarde se fue tambaleando y sangrando lo más lejos posible de mí.
Me volví y me encontré con un Seungmin completamente aterrorizado. Algo se movió en mi interior cuando vi aquella expresión en el. Maldita sea, por muy poco que lo soportara y por muchas ganas de matarlo que tuviera, nadie se merecía que lo drogaran sin consentimiento. La expresión de terror en su cara demostraba que aquella noche Kim había traspasado su límite.

Me aproximé hacia el observándolo con detenimiento y procurando aminorar un poco mi cabreo. Cuando estuve lo suficientemente cerca, el reculó unos pasos, se me quedó mirando boquiabierto, asustado y tembloroso...
-¡Joder, Kim! No voy a hacerte daño, ¿vale? - le dije sintiéndome como un delincuente cuando en realidad yo no le había hecho absolutamente nada.
Cuando lo dejé tirado, supuse que simplemente llamaría a su madre y que se iría con nuestros padres a casa. No se me ocurrió que se subiría al coche del primer sujeto que parara y que vendría directamente a la fiesta menos apropiada para omegas como el.
-¡¿Qué me diste?!—me preguntó tragando saliva y observándome como si fuese el mismísimo diablo.
Suspiré y miré hacia el techo mientras intentaba pensar con claridad. Mi padre me acababa de llamar para preguntarme dónde demonios estaba Seungmin.
Su madre estaba preocupada, por lo que le respondí que la llamaría cuanto antes, y que Kim estaba conmigo en casa de Hwang y que en esos momentos estaba mirando una película con Félix.
Había sido una mentira del todo improvisada, pero mi padre no podía enterarse de lo que había ocurrido aquella noche, ni de dónde había estado. Ya me había salvado de suficientes situaciones difíciles como para que ahora se enterase de que todo seguía absolutamente igual. Bastante me había costado mantener mi vida privada en la sombra... No pensaba dejar que alguien como ese estupido cachorro, lo estropease.

En menos de un día había conseguido sacarme de mis casillas, más que cualquier otro omega que hubiera conocido.
-;Te encuentras bien? -dije ignorando su pregunta.
-Quiero matarte -me contestó y cuando bajé la mirada pude ver que sus párpados habían comenzado a pesarle. Mierda, tenía que ponerlo al teléfono con su madre antes de que la situación empeorase.

-Ya bueno... mejor en otro momento -repuse cogiéndolo del brazo.
-Estarás bien -intenté calmarlo.
En cuanto llegamos hasta mi coche, abrí la puerta del conductor y esperé a que se sentara.
Entonces saqué el teléfono.
-Tienes que decirle a tu madre que estás bien y que no te espere levantada -le pedí mientras buscaba a mi padre en la agenda.
—Dile que estamos viendo una película en casa de unos amigos míos.—

-Véte al carajo -me soltó echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos con fuerza.
Me acerqué a el y le cogí el rostro con una sola mano. Abrió los ojos y me miró con tanto odio que no pude evitar sentir ganas de darle una patada a algo.
-Llama o esto va a ponerse feo de verdad - le exigí, pensando en cómo se pondría mi padre si se enteraba de lo que había ocurrido aquella noche. Y ni qué decir la madre del castaño.
-¿Qué vas a hacerme? -me dijo mirándome con las pupilas cada vez más dilatadas-. ¿Dejarme tirado para que alguien me viole? -me preguntó con segundas-. Espera...eso ya lo has hecho-agregó con ironía.

ChanMin |Culpa mía|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora