02 | El sanador.

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Habían pasado dos semanas desde el incidente y una semana de haber vuelto a clases con normalidad. Al garantizarles a los padres la seguridad de sus hijos y rápidas obras para el par de aulas alcanzadas por el fuego, todos fingían que nada había pasado. Además, las consecuencias no habían llegado a mayores. La prioridad era reanudar las lecciones y mucho más para los que tomaban el examen ese año. Horang al ser de primer año y víctima, le pidieron mucho descanso pero volvió al cabo de una semana. Creyó que era suficiente tiempo para no ser el centro de atención. Aunque se equivocó, porque las miradas curiosas iban hacia su mano vendada.

Y justo cuando regresaba hubo cambio de asientos. En el tablero se mostró la nueva distribución y cómo había quedado más lejos de Garam. Él estaba en su misma fila, la última, cerca de los casilleros, pero en la columna tercera junto a la puerta de salida. Horang había quedado en la ventana y su compañero de asiento ya no era una de sus amigas. Vio a su novio moverse hacia su lugar y sentarse, los demás hacían lo mismo, pero se decepcionó al ver que él no tomaba la iniciativa para ayudarla con el suyo. ¿Acaso no recordaba él que su novia tenía una mano herida?

Al ver cero ofrecimiento de nadie, se repitió a sí misma que era autosuficiente. Entonces fue que sintió un roce en su mano sana. Al girar su rostro encontró a un chico que tardó en reconocer.

—Soy el número diez. Eres el quince, ¿cierto?

Horang asintió a su pregunta. Él la imitó y cargó su pupitre. Lo dejó ayudarla ya que no tenía por qué oponerse. Al mirar al tablero cayó en cuenta que él era su compañero de asiento.

La segunda clase del lunes era Coreano y mientras muchos dormían o escuchaban música en sus airpods, ella escuchaba al hombre frente a la clase. De vez en cuando se volvía interesante.

—El nuevo libro que les recomiendo es uno de poesía. El autor es Han Seokgyu, un hombre que vivió en la época de la invasión japonesa y tiene varios ejemplares donde hace una autobiografía. Aprendes Historia y tienes inspiración personal. Unas de sus frases célebres es la que acabo de escribir aquí. ¿Qué creen que significa?

La frase «la consciencia no es una carga, es un haber» estaba escrita en una esquina del tablero. Horang miró su mano vendada al recordar que justo era lo que rondaba su mente.

Al obtener el silencio de los estudiantes devuelta y algunas miradas que esperaban que él diera la respuesta, su maestro sonrió con malicia.

—Esa es su tarea, saquen sus propias conclusiones —dijo, y las quejas se alzaron—. Quiero un ensayo partiendo de esta frase. Quiero que se expresen como chicos de secundaria, no esperen que acepte solo una hoja con párrafos incoherentes.

Inmediatamente, Horang descargó el libro en la biblioteca virtual de la escuela. Antes de dormir lo leería para reflexionar.

La hora del almuerzo llegó. Al tener que salir del salón debía pasar por el asiento de Garam. Siguió a sus cuatro amigos sin fijarse en él.

—¿Horang?

Estaba ignorándolo en su camino a la cafetería. De repente se sentía molesta por lo sucedido con el pupitre, ¿qué novio no estaba al pendiente de su novia lesionada?

—La clase de arte de hoy es en el aula del incendio. Aunque esté renovada, ¿no es espeluznante?

Hyerim, una de sus amigas, hablaba en la mesa de la cafetería justo cuando llegaba y el silencio se hizo por su presencia. Todos estaban extrañados que no almorzara con Park Garam.

—Yo te hubiera ayudado con la bandeja, no dijiste que venías con nosotros —La mirada de reproche de uno de sus amigos más cercanos, Im Suho, la conmovió.

Before You and I become 'We' | Huening Kai.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora