Capítulo 3

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Muchas personas dicen que el amor verdadero solo se vive una vez en la vida, otras piensan que puedes amar a más de una persona, otras por él contrario creen que el amor está sobrevalorado. Pero lo cierto es que cada quien vive el amor de diferente manera, y en distinta medida.

Un día puedes amar a alguien con todo tu corazón, entregarle todo de ti, al siguiente simplemente verlo y darte cuenta que todo eso se esfumó sin darte cuenta. O quizá puedas pensar que esa persona con quién compartes tu tiempo, tus risas, tus lágrimas, tus deseos y tus anhelos, será tu compañero de vida y envejecerán juntos y después descubrir que en el camino dejaron de compartir lo que sentían y querían y ahora cada uno va por caminos distintos.

O tal vez un día sin pretenderlo conoces a alguien que cambia tu forma de ver el mundo, que con solo una mirada o una sonrisa te hace olvidar de todo lo malo que sucede a tu alrededor y te entregas sin importar quien es, sin preguntar por su pasado o planear un futuro, decides cerrar los ojos y vivir el momento, y cuando menos lo esperas, se ha convertido en alguien tan importante para tí, que ya lo sientes como una extensión de tú cuerpo, lo necesitas como una droga a la que te has hecho adicto.

Pero al final un día te das cuenta que esa droga te hace mal, y ya no deseas seguir consumiendola a pesar de las ansias y la necesidad de más. Así mismo es como Jimin se siente en esos momentos, mientras ve a su marido dormido a su lado. Se siente mal, la culpa lo consume y ya no puede seguir de esa forma.

Después de pasar la noche en vela pensando llegó a una conclusión. Amaba a Namjoon, lo amaba por todo lo que había sido en su vida, por haber estado para él como un amigo cuando se sentía tan mal después del divorcio de sus padres, lo amaba como su primer amor, su primer amante, lo amaba por haber sido su compañero de vida durante los últimos cinco años de su matrimonio.

Pero también concluyó que su amor ya había llegado a su fin, lo amaba sí, pero por los recuerdos y lo vivido juntos. Hace tiempo que su amor ya no era tan firme, se había mantenido aferrado a la idea romántica del felices para siempre y por vivir en esa fantasía había terminado convirtiéndose a sí mismo en el villano de su cuento.

Namjoon no se merecía que lo engañara, era un buen hombre al que había disfrazado de malvado para sus propios intereses egoístas y eso debía de terminar. Pero también sabía que primero debía de poner punto final a ese pecado que lo estaba consumiendo, si quería comenzar de cero debía ponerle punto final a ese engaño.

Suspiro y se inclinó para besar la mejilla de su marido que se removió un poco antes de abrir los ojos y sonreírle mostrando uno de sus hoyuelos.

—Buenos días mi amor, hace tanto que no me despertaba con un beso tuyo —lo saludo con la voz ronca por el sueño.

—Lo sé, hace mucho que no hacemos tantas cosas —respondió Jimin con un toque de tristeza y nostalgia en su voz, mismo que Namjoon notó.

—Es mi culpa, lo siento tanto.

—No, de los dos creo.

Namjoon asintió y lo beso en la frente, después ambos se pusieron de pie y comenzaron a alistarse para su día, después de desayunar, su marido lo llevó hasta la librería antes de ir al hospital.

—¿Quieres que venga por ti en la noche? —le pregunto bajando del carro y acompañándolo hasta la puerta.

—No, tal vez hoy cierre antes, tengo que ir a ver a mi editor y no sé cuanto tiempo me tarde —se excusó Jimin sabiendo de antemano que le mentía.

—Esta bien, igual me llamas si quieres y paso por tí —aceptó Namjoon antes de inclinarse a él y besarlo.

Jimin correspondió el beso sin percatarse de la figura que los veía desde la acera de enfrente con los puños apretados y una mueca furiosa dibujada en su rostro. Cuando se separaron Namjoon volvió a su auto y se fue, mientras él se disponía a abrir su local.

죄책감이 드는 ★Guilty★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora