Cómo cada año cuando iba a ver la tumba de su madre, Jimin se pasaba por el parque donde estaba su librería, nunca entraba, no podía, eran muchos los recuerdos que estaban adheridos detrás de esas puertas.
La primera vez que conoció a Jungkook, las muchas pláticas mientras le recomendaba nuevos libros, la primera vez que lo vio después de le hubiera robado un beso el día anterior y como su corazón dió un vuelco al verlo, los besos robados entre las estanterías cuidando de no ser vistos, el día en que llegó destrozado después de descubrir la mentira de su amor, la última vez que lo vio parado frente a Namjoon el día después de que su ex marido descubriera su engaño.
Después de eso cada día le era más difícil estar ahí, le dolía, no quería seguir pensando en él, no cuando le había prometido a Namjoon olvidarlo, así que un mes después había tomado la decisión de ponerla en venta, y solo un mes después ya no era suya.
Desde entonces no había vuelto a poner un pie dentro, ni siquiera cuando vio exhibido su primer libro. Así que solo se conformaba con mirar la fachada desde el parque, así como ahora, mientras su pequeño Minjun jugaba con su pelota. No lo perdía de vista, por eso en cuanto lo vio correr a trompicones por la pelota que había rodado lejos, se apresuró a ir tras él.
No se percató del hombre parado frente a su hijo hasta que lo escuchó decir su nombre. Esa voz grave con cierto tono de incredulidad hizo que sus movimientos se congelarán. Volteó hacia el dueño de esa voz rogando para sus adentros haberse equivocado, pero no fue así.
Ahí estaba, mirándolo con esos enormes ojos negros tan similares a los de su hijo, se veía más maduro, más guapo de como lo recordaba, se levantó poniendo a su hijo detrás suyo de forma instintiva.
—Jung... Jungkook —dijo tartamudeando.
No lo podía creer, después de tantos años lo tenía frente suyo, su corazón parecía detenerse y latir al mismo tiempo. Jungkook dió un paso hacia él y por inercia él dió uno hacia atrás. Debía de ser una jodida broma, durante años secretamente había deseado verlo y ahora no sabía qué hacer. Una parte de él quería abrazarlo, decirle que nunca lo había olvidado, y otra, la que aún seguía dolida por su engaño, quería gritarle, golpearlo hasta que los brazos le dolieran.
Pero no hizo nada de eso, solo tomó la mano de Mijun y se dió la vuelta hacia él pequeño que lo observaba sin entender qué pasaba.
—Vámonos —dijo dando dos pasos antes de ser detenido por Jungkook que lo había tomado del brazo.
Sentir su fuerte agarre envío miles de descargas por todo su cuerpo.
—Jimin, espera por favor —le pidió.
—Me tengo que ir, además tú y yo no tenemos nada de que hablar -respondió tratando de sonar tranquilo, rogando porque no notará el tembló de su voz y su cuerpo.
—Si tenemos —insistió.
Jimin fijó sus ojos en su rostro, mientras tiraba de su brazo para soltarse, iba a volver a replicar, pero la vocecita de su hijo llamó su atención.
—¿Quién es este señor papi? —preguntó, Jungkook desvío su vista al niño antes de volver a mirarlo.
—No es nadie mi amor, solo alguien que creí conocer antes de que tú nacieras —dijo sin mirar al pelinegro.
—¿Soy nadie? —preguntó Jungkook con tono dolido mientras soltaba su brazo.
—Lo eres —respondió, levantó a su hijo en brazos y olvidándose de la pelota comenzó a caminar alejándose lo más que podía del hombre que seguía amando.
Podía sentir la mirada de Jungkook a su espalda, pero se negaba a voltear, teniendo que sí lo veía nuevamente correría hacia él y se negaría a soltarlo.
ESTÁS LEYENDO
죄책감이 드는 ★Guilty★
FanficJimin se casó demasiado joven y perdidamente enamorado, juraba que su amor sería eterno y que envejecería al lado de su esposo. Pero varios años después, la carga de trabajo, la falta de comunicación y el sentirse atrapado en algo que no soñó, lo ha...