Un Guerrero en el Cielo

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Jon, con su bolsa llena de monedas de oro y un mapa desgastado en la mano, se dirigió al puerto. Allí, bajo un cielo azul y soleado, un gran barco de vapor esperaba para zarpar hacia Francia. Con un nudo en el estómago y una mezcla de emoción y nerviosismo, Jon se unió a la tripulación.
Los días a bordo fueron una aventura en sí mismos. Jon aprendió a amarrar nudos, a limpiar la cubierta y a cocinar para la tripulación. Por las noches, se sentaba en la proa del barco, mirando las estrellas y soñando con llegar a Francia.
Finalmente, el barco llegó a Marsella. Jon descendió del barco con un sentimiento de libertad y asombro. La ciudad era mucho más grande y bulliciosa de lo que había imaginado. Después de encontrar una pensión barata, comenzó a buscar información sobre cómo llegar a China.
Fue en una pequeña librería cerca del puerto donde encontró lo que buscaba: un libro antiguo sobre viajes y exploraciones. Entre sus páginas amarillentas, encontró un mapa detallado de Asia, con una pequeña marca en un lugar llamado "Los Alpes del Cielo". Según el libro, los Alpes del Cielo eran una cadena montañosa legendaria, oculta entre las nubes, donde se decía que vivían seres mágicos y tesoros incalculables.
Jon, con el corazón palpitante de emoción, salió de la librería con el antiguo libro de viajes bajo el brazo. Las páginas amarillentas y desgastadas hablaban de aventuras y misterios, y la idea de los Alpes del Cielo lo cautivaba.
Decidió subir a la terraza del edificio donde se alojaba. Desde allí, podía ver la ciudad extendiéndose ante él, como un enorme tablero de ajedrez. Inspiró profundamente el aire fresco y comenzó a imaginar que estaba volando. Cerró los ojos y saltó, sintiendo la brisa en su rostro y la ciudad a sus pies.
Al principio, sus saltos eran pequeños y torpes, pero con cada intento, se volvía más confiado. Pronto se encontró saltando de un edificio a otro, la distancia entre cada salto se hacía cada vez mayor. La ciudad se convertía en su propio parque de aventuras, y Jon se sentía libre como un pájaro.
El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosados. Jon se encontraba en la azotea de un edificio muy alto, mirando hacia el horizonte. Respiró hondo y se lanzó al vacío. Esta vez, sin embargo, algo era diferente. Sintió una sensación de ligereza, como si estuviera flotando en el aire. Se impulsó con las piernas y se encontró elevándose por encima de los edificios. Por un breve momento, estuvo volando.
Jon aterrizó suavemente en la azotea de otro edificio, el corazón latiéndole con fuerza. Había hecho lo imposible. Había volado.
Mirando hacia arriba, a las estrellas que empezaban a brillar, Jon sonrió. Su aventura había comenzado de verdad. Con los Alpes del Cielo como objetivo y la capacidad de volar como su nuevo poder, se sentía invencible.
Con su recién descubierto poder de volar, Jon se convirtió en una especie de ave gigante que surcaba los cielos de China. Desde las alturas, podía observar vastas extensiones de tierra, ríos serpenteantes y ciudades bulliciosas. Sin embargo, por más que buscaba, los Alpes del Cielo parecían ser un enigma.
Semanas se convirtieron en meses mientras Jon sobrevolaba campos de arroz, bosques de bambú y grandes metrópolis. Preguntaba a los aldeanos y a los habitantes de las ciudades, pero nadie había oído hablar de los Alpes del Cielo. Desanimado pero no derrotado, Jon continuaba su búsqueda.
Una noche, mientras dormía en una pequeña posada, Jon tuvo un sueño vívido. Se veía a sí mismo volando sobre un mar de nubes, guiado por un majestuoso águila. El águila lo condujo a un antiguo templo, oculto entre las montañas, donde un grupo de cíclopes forjaba armas y herramientas mágicas.
Al despertar, Jon sintió una profunda sensación de calma y determinación. El sueño le había dado una nueva pista. Los cíclopes, con su sabiduría ancestral, podrían saber algo sobre los Alpes del Cielo.
Sin dudarlo, Jon emprendió el viaje hacia las montañas. Siguiendo las indicaciones de su sueño, voló durante horas hasta que encontró un valle escondido. Allí, tal y como había visto en su sueño, se encontraba un templo antiguo, tallado en la roca.
A medida que se acercaba al templo, Jon podía sentir una energía poderosa emanando de él. Con un profundo respeto, llamó a la puerta.

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