IX

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"Ante aquellos que afirman que Dios y la ciencia no se llevan, recen por su ignorancia sin gracia."

La habitación era enorme, con un pabellón recubierto por una alfombra roja bien cuidada, cristalería fina junto a una gran lámpara de araña colgada en el centro del lugar, paredes de color crema y las ventanas cerradas con cortinas negras, retratos enormes colgados en las paredes que parecían mirar hacia un solo punto. En el centro al final del recorrido se encontraba un altar, estaba decorado por flores negras disecadas y crucifijos rotos pintados de color rojo, la estatua de la Santa Muerte estaba puesta a la izquierda, mientras a la derecha se encontraba una figura tapada por una manta, a pesar de no poder verla claramente se podía distinguir a medias la forma de una mano desfigurada y esquelética.

Olivia entro junto a Picky, ambas llevaban un vestido de color negro que les cubría los pies, en sus manos llevaban velas encendidas con una inscripción en latín «Precor» mientras recitaban la misericordia de su salvador entre susurros, la cera se deslizaba y quemaba sus manos desnudas, pero ni eso las detuvo en su misión. Finalmente, colocaron las velas en su sitio a los lados de las figuras que adoraban y se arrodillaron ante ellas el suficiente tiempo para que la mitad de esas candelas se derritiera.

Catnap apareció a mitad del ritual religioso, con una actitud de respeto absoluto se inclinó frente a la figura de la mano y junto sus manos en oración; Picky abrió sus ojos y observo la figura en silencio, pensó en como ese Alfa tan intimidante se arrodillaba en expresión afligida hacia su deidad y sintió su fe calentar su espíritu, deseaba ser como él, tan fiel y devoto.

- ¿Dónde estabas? - pregunto Crafty aún con sus ojos cerrados, inclinó su cuerpo hacia adelante y se levantó en silencio sin esperar realmente una respuesta del otro - La guardería está instalada, deberíamos irnos ya. - entonces la gran figura se levantó de su lugar, su cola se movía de un lado a otro y como si de una especie de señal Olivia se adelantó hasta la entrada y cerró la puerta.

Picky miró a Catnap, dejando de ver hacia el altar y mirándolo a él, como odiaba ser la más pequeña de los tres; su altura estaba apenas en los 1,50 metros, mientras que Crafty media los 1,76 y ese gato ni se diga. Ella aprecio la cara del hombre y vio oscuridad impresa en ella, una cara que estaba tan acostumbrada a ver que no le sorprendió en absoluto cuando ese vestigio de odio en sus ojos se dirigieron a ella.

- Cat... - antes de poder terminar de hablar una cola morada la alzó del suelo con fuerza por el cuello, cortándole la circulación mientras una marca roja comenzaba a formarse, las piernas regordetas de Picky se balanceaban y forcejeaban en un movimiento involuntario de su cuerpo por conseguir oxígeno, la cara se le enrojeció y una sonrisa junto a una anormal sensación de excitación burbujeaba en su vientre, le encantaba y quería quedarse así hasta perder la conciencia, pero repentinamente fue soltada y cayó al suelo en un ruido sordo.

- Me desobedeciste.

- Tú... Dijiste que, que querías al oficial Day ¿No? - hablo entre quejidos y arcadas por la falta de aire - Te estoy... Haciendo un favor. - escucho un gruñido de parte de su superior, pero daba igual si la golpeaba o la asesinaba, ya estaba lo suficientemente loca para cualquiera de esas dos opciones, con algo de dificultad se inclino y miró hacía el felino, ojos plateados la recibieron, con su nariz arrugada y mostrando los caninos amenazante, demostraba su molestia y la chica bajo su cabeza con sumisión ante él - No tiene de que preocuparse, todo irá tal y como se planeó. - en todo momento su sonrisa no desapareció e incluso le emocionaba pensar en el próximo movimiento con el que arremeterían contra ella, escuchó pasos alejándose y levantó su cuerpo con sorpresa.

Rojo De AmapolasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora