Desde niño, Quackity ha sido un soñador romántico. Le encantan las historias de amor que ve en las películas, con las emociones desbordantes y los finales felices.
Por otro lado, estaba Luzu, quien tenia una visión más escéptica del amor. No le gus...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Era una tarde agradable de otoño, había una agradable brisa fría y un sol cálido que le hacía contraste. Las hojas otoñales estaban esparcidas por la mayor parte de la escuela y la cancha, dándole un aspecto más suave al bullicioso lugar.
Quackity estaba sentado en las gradas de la escuela con su mochila esbozando un boceto de una persona que era muy parecida a su mejor amigo, el cuál ahora se encontraba practicando tiro al arco en el campo de entrenamiento frente a él.
En muchas ocasiones Luzu le dijo que no era necesario que se quedara esperándolo después de que acabarán las clases para irse juntos, pero a él le gustaba, era entretenido verlo practicar, sobre todo si podía dibujarlo.
Pudo escuchar cómo Luzu le gritaba a lo lejos.
—¡Quacks! te dedico este tiro —hizo aquella expresión como si lo flechara con un arco imaginario en sus manos.
Quackity se rió, haciendo el gesto de que esa flecha impacto en su pecho.
El castaño sonrió y tomó su arco, se puso en su posición erguida, concentrado tomó aire y exhaló, soltando la cuerda para ver como aquella flecha salía disparada dando en el blanco, como casi siempre. Celebró con una sonrisa chocando los cinco junto a su compañera, una castaña oji azul. Quackity no la conocía mucho, solo sabía algunos datos superficiales como que tenía 13 años, igual que Luzu, y próximamente él en unos meses, y que iba en el mismo salón de Rubius.
Aunque Quackity no la conocía bien, le agradaba, era muy amable con él.
Hace unos dos meses Luzu había decidido que antes de iniciar la secundaria quería entrar al club de tiro al arco. Que al inicio le desagrado totalmente, según lo que le contó a Quackity, hasta que conoció a esa chica y se volvió algo así como su mentora, cambiando su percepción del club.
Después de ver cómo ambos chicos practicaban un rato más, Quackity decidió volver a concentrarse en su dibujo.
Le gusta dibujar a Luzu, sus facciones son muy lindas para estar en plena pubertad, tenía algunas imperfecciones y granitos típicos de esta etapa, pero a su parecer estos eran más que perfectos, le daban personalidad.
Quería capturar toda la esencia de Luzu, y en parte, por eso le gusta quedarse a apreciarlo practicar, verlo hacer algo que lo apasiona mientras él intenta memorizar sus rasgos para intentar plasmarlos, junto a su esencia en su papel, era muy entretenido para él.
Además, Quackity pensaba que esa era la mejor época del año para dibujarlo, porque si le pidieran describir a Luzu o sus ojos como un momento sería ese: Los atardeceres otoñales, con todos sus matices anaranjados, rojos y cálidos.
Aunque solía hacer esa actividad a escondidas, sería algo vergonzoso si Luzu se diera cuenta que en sus ratos libres lo dibujaba.
