Desde niño, Quackity ha sido un soñador romántico. Le encantan las historias de amor que ve en las películas, con las emociones desbordantes y los finales felices.
Por otro lado, estaba Luzu, quien tenia una visión más escéptica del amor. No le gus...
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Era un día soleado de agosto, las vacaciones de verano ya casi llegaban a su fin y un adolescente Quackity de 14 años se encontraba terminando un regalo para su mejor amigo.
El día de mañana era su cumpleaños y él quería sorprenderlo con algo especial, así que se puso manos a la obra y llevó a cabo la mejor idea que había tenido en semanas.
En conjunto con sus amigos también habían planeado celebrar el cumpleaños de Luzu, pero él quería hacer algo más especial antes con el castaño. Por lo que ahora se encontraba terminando los últimos ajustes antes de realizar su increíble idea.
Estaba en su escritorio terminando un dibujo de uno de los personajes literarios favoritos del ojirubí, a sus palabras había quedado chingón, estaba muy satisfecho con el resultado y por otra parte estaba su otro regalo, una cámara.
Hace un tiempo el castaño le había comentado que le gustaría comprar una cámara para poder capturar los momentos que vivía y Quackity como: "El amigo más pinche increíble que Luzu podía pedir" (un apodo que claramente, él mismo se dió) le compró una hermosa y moderna cámara, que esperaba que le gustará.
Aunque en el fondo sabía que cualquier cosa que él le diera a Luzu la apreciaría.
Terminó de envolver su regalo, poniéndole un lindo listón rojo y procedió a guardarlo en su mochila. Salió de su habitación y fue a la cocina a buscar las otras cosas que necesitaría para hacer de ese día el mejor cumpleaños adelantado del mundo.
Vio la hora y en aproximadamente una hora y media se pondría el sol. Era hora de ponerse en marcha.
Le dijo a su madre su plan contándole que estaría con Luzu y que volvería más tarde de lo usual, ella lo miró dudosa, pero no le puso ninguna atadura y lo dejó ir.
El ojicafe corrio al patio trasero, sacando su bicicleta y su casco, emprendió camino en busca de su amigo de ojos carmín.
Pedaleo las 3 calles de siempre, con cálida brisa veraniega golpeando sus mejillas y la sombra de los árboles dándole un descanso de vez en cuando de ese caluroso sol. Apenas llegó a la casa de su amigo saltó de su bicicleta dejándola tirada en la entrada, corriendo a golpear la puerta como si fuera una emergencia de vida o muerte.
Y así estuvo unos 5 minutos golpeando, llamando a Luzu por teléfono y asomándose por las ventanas, buscando la presencia del castaño, pero no encontró nada.
¿Dónde chingados estaba Luzu?
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