Desde ese día, las cosas con Minho se habían vuelto más tensas, no por parte del castaño, sino por Felix, quien decididamente ignoraba a su jefe. El rubio apenas podía mirarlo a los ojos, como si algo dentro de él hubiera cambiado para siempre.
Felix caminaba hacia la cocina con su plato a medio terminar; el apetito le había abandonado hace horas. Todo parecía en calma hasta que las voces elevadas lo hicieron detenerse. Al aguzar los oídos, reconoció las voces de Minho y Hyunjin discutiendo.
—¿Por qué mierda no me lo dijiste antes? —la voz de Minho era un rugido de furia contenida.
—Creí que podía manejarlo... No quería que te molestaras, ¡carajo! —respondió Hyunjin, su tono ronco por la tensión—. Pero todo se fue a la mierda y tuve que contártelo.
Hubo un silencio que solo intensificó el aire cargado de la conversación.
—Está bien... hay que pensar con la mente fría. Los rusos llegarán en dos o tres días. Vigotksy me llamó hace unas horas para decirme que se retrasaron. La esposa de su jefe dio a luz, lo cual nos da algo de tiempo... pero tenemos que recuperar los cargamentos ahora mismo.
—Voy a hablar con los chicos —se escuchó un ruido, como si Hyunjin chocara con algo al moverse.
—¿Estás seguro de que puedes manejarlo? —preguntó Minho—. ¿Tu brazo no sigue mal?
—Puedo moverlo. Incluso con una sola mano hago mejor el trabajo que otros con dos. Este problema es mío, lo arreglaré.
Minho suspiró, su enojo disipándose ligeramente.
—Perdón por ser duro contigo. Me enoja que Jeon se meta donde no le llaman. De cualquier forma, iré con ustedes. Prepara todo.
Felix apenas tuvo tiempo para reaccionar cuando los pasos de Minho y Hyunjin se dirigieron hacia él. No pudo moverse rápido, y antes de que pudiera ocultarse, fue descubierto.
—¿Escuchas conversaciones ajenas ahora, mocoso? —Hyunjin lo miró con desdén.
—No es mi culpa que discutan en el comedor, justo en mi camino hacia la cocina —Felix replicó con calma, dejando su plato sobre una pequeña mesa cercana.
—Déjalo, Hyunjin —intervino Minho desde atrás, cruzando miradas con Felix, aunque este último la desvió enseguida.
Hyunjin asintió y se fue a hacer lo que le habían encomendado, dejando a Minho y Felix en una incómoda soledad. El aire entre ellos parecía cargado de palabras no dichas, de emociones reprimidas. Minho había intentado acercarse a Felix en los últimos días, pero el rubio siempre lo evitaba, dejándolo con la incertidumbre de qué había hecho mal.
—Felix, yo... —intentó hablar Minho, su voz cargada de algo que parecía arrepentimiento.
—No hay nada que decir, Minho —lo interrumpió Felix rápidamente—. Eso no debió pasar. Lo mejor es que mantengamos nuestra relación estrictamente profesional.
Minho sintió un golpe en el pecho, aunque trató de ocultarlo. No estaba seguro de lo que sentía por Felix, pero sabía que lo que sea que compartían había cambiado, se había vuelto más intenso, peligroso incluso. Pero si eso era lo que Felix quería, tendría que respetarlo.
—Está bien —respondió finalmente Minho, pasando por su lado sin mirarlo.